El Centauro Bigotudo

No existe distancia física que impida el abrazo de las almas

Florit

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Quizás muchos no sepan que el próximo 15 de octubre se conmemorará el 106 aniversario del nacimiento del poeta cubano Eugenio Florit. Su ciudad natal fue Madrid en el año 1903, hijo de padre español y madre cubana. Creció en las ciudades de Barcelona y Port-Bou de España, hasta que a la edad de 15 años se traslada a Cuba. En el Colegio de La Salle de La Habana termina el bachillerato. Con poco más de veinte años dio a conocer su primer libro (32 Poemas Breves). En 1926 se graduó de doctor en Derecho Civil y Público en la Universidad y ejerció su carrera, por algún tiempo, en un bufete de abogados postulantes. Al año siguiente ingresa a la Secretaría de Estado y se une al grupo de la Revista de Avance. También da conferencias y trabaja como actor de radio y en grupos teatrales de aficionados. En 1936 conoce a Juan Ramón Jiménez y éste le prologa su libro “Doble Acento”, uno de sus libros más importantes. Luego de publicar “Reino” y “Cuatro Poemas” en 1940, se traslada a Nueva York destinado al Consulado General de Cuba. Desde entonces hasta a los 80's permanece en esa ciudad. Allí conocerá a Jorge Guillén, Pedro Salinas, Luis Cernuda y muchos otros con quienes compartió los cursos de la Escuela de Verano de Middlebury, en Vermont. Nueva York sería el escenario de casi todo su trabajo como ensayista, crítico literario y traductor. Cinco años después renuncia a su actividad diplomática para dedicarse por completo a la docencia. Se consagra a la enseñanza en Barnard College, de Columbia University en el Departamento de Español en la Escuela de Graduados de la Universidad y en la Escuela de Verano de Middlebury College. Colaborador de Repertorio americano, Revista de Avance, Lyceum, Revista Cubana, Orígenes, Revista Hispánica Moderna cuya dirección compartió con Federico Onís y con Angel del Río. Entre 1951 y 1955 viaja por Europa y visita Francia, Italia, Bélgica, Suiza, Inglaterra y España. Después en 1959 realizaría su último viaje a Cuba. En 1962 asume totalmente la dirección de la Revista Hispánica Moderna y siete años más tarde abandona la enseñanza en la Universidad de Columbia, así como en el Barnard College. En 1982 se retira a Miami, después de tantos años de imponer cátedra. En 1991 fue uno de los tres candidatos presentados para el Premio Cervantes de ese año por la Academia Norteamericana de la Lengua Española. El año siguiente publica su última obra “Hasta Luego”. En 1994 recibe el premio Fray Luis de León, de la Universidad de Pontificia de Salamanca y el Premio Mitre, que le concedió la Hispanic Society of America, en Nueva York. Como homenaje el Centro Cultural Español de Cooperación Iberoamericana de Miami bautizó su biblioteca con su nombre. Muere el 22 de junio de 1999 a los 95 años a consecuencia de un paro cardíaco. Fue mentor y guía de varias generaciones. Recibió honores en Nueva York, en Salamanca, en Miami. Se le cuenta entre los mejores poetas hispanoamericanos.


DESTINO

Mejor ámbito aquí, dentro de casa,
para escribir lo ancho
y lo pequeño de este mundo.
Apenas diferente
conocer la distancia de una estrella
o el alado camino
de la hoja caída de su árbol.
Preciso es dar al aire
este amargo sabor que muerde dentro,
que pide luz de fuera, la que arde
de su estar siempre fiel a su destino
que es el lucir en las palabras
y saltarse los mundos que conoce
y los que aún no han sido revelados.
Un ámbito que esconde
en sí el oculto pensamiento
-brillante piedra que en su día
nos pidió rescatarla,
a ella, la escondida de los siglos,
humilde aún, que espera
el roce misterioso de unos dedos ...
Ahora, despertada
de su soñar antiguo,
nacida a luz y sol,
hecha ya una palabra.
Milagro al fin que vive
al amor de su dueño:
de quien soñó con ella
en la forma final de su destino.

Día de la Décima Iberoamericana

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Hoy quiero anunciarles que el próximo 30 de septiembre se conmemorará el Día de la Décima Iberoamericana, pues así lo consideraron varios poeta e investigadores de habla hispana, quienes decidieron que sería el mismo día del nacimiento del poeta cubano Jesús Orta Ruiz, quien nació en esa mismo fecha del año 1922. Orta Ruiz se crió en la periferia rústica de la Ciudad de La Habana, en el seno de una familia campesina conservadora de las tradiciones y el folclor de origen español en los campos de Cuba. De ahí que el punto de partida de su vocación poética, manifiesta precozmente, no podía ser otro que la décima, folclorizada en el canto de nuestros labradores. Desde los nueve años de edad la improvisaba. Ya en su adolescencia comenzó a conquistar una popularidad que ha culminado en legendaria, que lo identifica más con el seudónimo de Indio Naborí, sobrenombre que recuerda al aborigen que laboraba la tierra en oposición a los cantores populares que en aquella época se autollamaban caciques. Pero no conforme con ese don dado por la naturaleza y la ecología social en que nació y creció, desarrolló en él la obsesiva pasión por la lectura de la poesía y los ensayos y técnicas de la misma, actividad que lo llevó al enriquecimiento de la espinela, convertida ya en un signo de la identidad nacional cubana. La crítica literaria no demoró en reconocerle el mérito de haber logrado la fusión de lo popular y lo culto, situándolo en el neopopularismo de la Generación del 27. Ahora bien, el poeta de tan humilde origen no tardó en ensanchar el horizonte de su poesía con el ejercicio de las más variadas formas clásicas e incluso el versolibrismo, porque, como ha dicho Martí, cada emoción trae su métrica. Por estos medios su poética se nos da en tres vertientes: campesina, social y autobiográfica, la cual ha sido objeto de autorizados reconocimientos. Su prosa, también reconocida y laureada, abarca diversos temas como prólogos, ensayos, estudios de tradiciones, folclor, literatura y una extensa obra periodística. Figura en la mayoría de las antologías cubanas del siglo XX. Viajó por distintos países de Europa, Asia, Africa y América. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano, ruso, checo, chino y yugoslavo. Cuenta con una extensa obra en la que figuran diez títulos en prosa y catorce poemarios. Falleció, tras dejar un ingente número de obras, el 29 de diciembre de 2005, a la edad de 83 años.



El Amor


Amor es el Todo: es
el cuerpo eterno de un dios
que quiso partirse en dos
para juntarse después.
Donde una pareja ves
fundiendo sus voluntades,
no veas dos unidades
juntas por afinidad,
sino una sola unidad
uniendo sus dos mitades


Amar a un hijo es amar
nuestra carne, nuestros huesos;
es como ver nuestros besos
con el milagro de andar.
Y el padre que va a enterrar
a un hijo inmóvil y frío,
es un pájaro sombrío
que en un dolor de ala mustia
se pone a volar su angustia
al pie del nido vacío.

No Olvidemos a Novás

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Estimados lectores, el próximo 24 de septiembre se conmemorará el 106 aniversario del nacimiento del poeta y escritor cubano Lino Novás Calvo (Galicia, 1903- Nueva York, 1983). Hoy quiero dejarles algunos datos de su interesante trayectoria que, a pesar de ser extraordinariamente relevante, en nuestra isla ni siquiera se menciona su nombre por ninguna parte. Nació en la aldea gallega de As Grañas do Sor, Mañón, La Coruña, España. Su padre, Lorenzo Novás, perteneciente, al parecer, a una familia de cierta solvencia económica, no lo reconoció sino hasta el 2 de enero de 1909, según se hace constar en una nota adicional a su partida de nacimiento. Posiblemente hubo cierta desavenencia entre sus progenitores, razón que obligó a su madre, María Calvo Rego, costurera de oficio, a asumir sola su crianza. Adquirió los primeros conocimientos en la pequeña escuela adjunta a la parroquia de la aldea, a la vez que araba la tierra y cuidaba del ganado. Las crecientes dificultades económicas obligaron a su madre a tomar la decisión, tan socorrida en la época, de enviarlo a Cuba, donde ya residía un tío materno, en busca de nuevos horizontes. Lino siempre dio como año de su llegada a la isla el de 1912. En La Habana realizó disímiles trabajos: dependiente de fondas, mandadero, empleado de limpieza y de una fábrica de sombreros, carbonero y chofer de alquiler. Estudió inglés en una escuela nocturna y, desde entonces, se vinculó a ese idioma, que llegó a dominar a plenitud y le permitió, años más tarde, realizar magistrales traducciones de obras de la literatura de esa expresión. Quiso también ser boxeador y comenzó a entrenarse en una azotea, pero más que el deporte, la razón que lo movió a ese empeño fue la necesidad de compañía. Se sentía bastante solo y buscaba un grupo para asimilarse, hasta que en una ocación le propinaron un nocao y se retiró. En 1926 estuvo ocho meses en Nueva York bajo la condición de inmigrante ilegal. Allí desempeñó diversas labores menores y pudo perfeccionar el inglés. De regreso a La Habana continuó trabajando como chofer de alquiler. Lector insaciable y al tanto de los acontecimientos literarios de la isla, no dudó en comentar con sus compañeros taxistas la aparición de la Revista de Avance (1927-1930), principal órgano de la vanguardia artística cubana, pero pudo comprobar que "nadie la entendía", según reconoció en un artículo titulado "Mi fichero" publicado en 1931. A dicha publicación envió, bajo el seudónimo Lino María de Calvo, su poema "El camarada" y fue Jorge Mañach, uno de los editores de la publicación. Los fundadores de la publicación vanguardista lo animaron a que continuara creando y le consiguieron un empleo en la librería Minerva, situada en Obispo y Bernaza. Su trabajo allí consistía en mantener actualizado un fichero con los libros que re recibían. Mientras, continuó colaborando en Avance con poemas, breves ensayos, una corta pieza de teatro de corte vanguardista titulada "El ahogao" y, sobre todo, con reseñas a libros en la sección Letras. A la vez, entre junio y diciembre de 1930 atendió la sección Libros importantes del mes de la Revista de La Habana (1930), en la cual comentaba de manera resumida los que se recibían en la mencionada librería. Esa misma publicación le otorgó una mención a su cuento "El bejuco", en un concurso cuya convocatoria exigía el tratamiento de temas cubanos. Apareció en la revista Social en diciembre de 1931, la que, posteriormente, dio a conocer otros cuentos suyos. De esa manera, Lino Novás Calvo iba insertándose en el mundo intelectual habanero. Leía, escribía, asistía a exposiciones. 1931 Fue un año crucial en su vida. La empresa editorial que publicaba el Diario de la Marina decidió fundar el semanario gráfico Orbe (1931-1933). Su redactor jefe era José Antonio Fernández de Castro, quien estaba muy vinculado a Novás, y pudo conseguirle una plaza de corresponsal en Madrid. Llegó al puerto de La Coruña, de donde mismo había partido casi veinte años atrás, y de inmediato fue a su aldea natal a ver a la madre. El reencuentro con la tierra gallega le provocó escribir tres crónicas para la publicación que representaba: "Hombres de mar y mujeres de orilla. Instantáneas gallegas"; "Por la aldea de Galicia" y "Las escuelas", que se publicaron en números correspondientes a agosto de 1931. Como los envíos monetarios de Orbe no eran suficientes, realizó varias traducciones del inglés al español de obras de Aldous Huxley (Contrapunto), de William Faulkner (Santuario), autor que gracias a esta traducción, reimpresa en múltiples ocasiones, se pudo conocer en español por vez primera, y otros autores más. A la vez, sus colaboraciones se hicieron más frecuentes en Revista de Occidente, tanto con cuentos como con reseñas a libros, al punto de convertirse en el escritor latinoamericano más representado en esa importante publicación durante su primera etapa (1926-1936). Al cesar Orbe en 1933 su situación económica se hizo casi insostenible, por lo que debió traducir diversos tipos de materiales que le entregaban, algunos de los cuales no se publicaron con su crédito como traductor. Fue entonces que sus ideas políticas comenzaron a tomar cierto giro anarquista y llegó a militar en la F. A. I. (Federación Anarquista Ibérica). En 1933 publicó, tras un arduo trabajo de investigación, y por encargo de la colección "Vidas extraordinarias", de Espasa Calpe, la autobiografía novelada Pedro Blanco el negrero, que tuvo muy buena acogida en el mundo intelectual madrileño, incluido el elogio de Don Miguel de Unamuno. En 1935 hizo un viaje a París por breve tiempo, aunque ello le permitió afianzar los conocimientos que había adquirido del idioma francés, al punto que a su regreso a Madrid tradujo para Espasa Calpe, que junto con la argentina Sur, fueron las dos editoras para las que más trabajó como traductor, Los pequeños burgueses, de Honorato de Balzac. A comienzos de 1936 decidió trasladarse a Barcelona, donde continuó realizando labores como traductor y escribiendo para la prensa. Publicó allí la noveleta Un experimento en el barrio chino. Después de un difícil recorrido en medio de la Guerra Civil, pudo llegar hasta Paris. Allí, gracias a los amigos cubanos allí radicados, pudo regresar a La Habana, a donde llegó en abril de 1939. Pasó a trabajar casi de inmediato al periódico Hoy, redactando una columna semanal "Una hora del mundo", donde comentó preferentemente diversos aspectos de la recién finalizada guerra en España, aunque también abordó temas locales e internacionales, publicó el cuento "El comisario ciego"y la pieza teatral "Los alzados del cuadrilátero". Poco después pasó a trabajar a la revista Ultra (1936-[1947]), dirigida por Fernando Ortiz, donde realizó labores de traducción y, en ocasiones, fungió como su director interino. En 1940 contrajo matrimonio con la periodista y poetisa Herminia del Portal. Compartió con José Antonio Portuondo y otros intelectuales el espacio radial "Hora Ultra de Cultura Popular", dedicado a entrevistar figuras destacadas de ese ámbito, y comenzó a colaborar en la revista Bohemia, de la que llegó a ser jefe de información entre 1954 y 1960. El año 1942 fue importante para Lino Novás Calvo, pues recibió el premio de cuento "Hernández Catá", uno de los más reconocidos galardones del momento, por el titulado "Un dedo encima", además de publicar el volumen La luna nona y otros cuentos, editado por la editorial Losada, de Argentina, libro que en 1943 mereció el Premio Nacional que en ese género otorgaba el Ministerio de Educación. Novás integró la filial cubana del P.E. N. Club internacional y obtuvo el premio periodístico "Enrique José Varona"por su artículo "Una América sin patitos feos", aparecido en el periódico Información, donde por entonces publicaba dos comentarios semanales sobre diversos temas, con preferencia los de carácter cultural. Algún tiempo atrás había abandonado su trabajo en la revista Ultra por desavenencias con Fernando Ortiz. Continuó en Bohemia, donde atendía las secciones "En pocas palabras"y "Así va la ciencia"y daba a conocer reportajes, artículos, traducciones de diverso carácter y cuentos, preferentemente de temas policiales. En 1948 ganó otro premio periodístico, el "Eduardo Varela Zequeira", con el reportaje "Guerra de nervios en Santa Lucía", que había aparecido en Bohemia en julio de ese año. En estos años había aparecido en forma de libro su cuento largo No sé quién soy (México, 1945) y en 1946 el volumen de cuentos titulado Cayo Canas, publicado en Buenos Aires y el cuento "En los traspatios", editado en La Habana. Novás vivió años difíciles a partir de su cesantía como profesor auxiliar de francés de la Escuela Normal de Maestros de La Habana. A raíz de este hecho, provocado por no poseer el título que avalara su condición de graduado de esa lengua, matriculó en la Escuela de Idiomas anexa a la Universidad de La Habana y en 1955 concluyó sus estudios, aunque un poco antes había sido restituido de su cargo. Ese mismo año tradujo al español, por primera vez, la novela de Ernest Hemingway El viejo y el mar (1952), que fue publicada por la revista Bohemia en el número correspondiente al 15 de marzo y posteriormente por la revista Life en su edición en español del 30 del propio mes. Esta traducción fue la única autorizada por el célebre narrador norteamericano. Desde esa fecha ambos establecieron una sólida amistad, una de las pocas que el norteamericano sostuvo con figuras del mundo intelectual cubano. Tras el triunfo de la Revolución en 1959 vio la luz en México su volumen de cuentos El otro cayo. En octubre de 1959 fungió como jurado de cuento del primer concurso literario convocado por la Casa de las Américas. A mediados de 1960 pidió asilo político en la Embajada de Colombia en Cuba. Viajó a Miami y posteriormente a la ciudad de Nueva York. Desde esa ciudad le remitió a su amigo José María Chacón y Calvo una carta fechada el 17 de agosto de 1963 en la cual expresaba el profundo dolor que le provocaba el exilio. Fue nombrado profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Syracuse, en el estado de Nueva York. Falleció en la ciudad de Nueva York el 24 de marzo de 1983. Sus restos fueron conducidos al cementerio de la ciudad de Syracuse. Se cumplía así su deseo expreso de reposar en ese lugar para de ese modo vivir su último y definitivo exilio.

Príncipe de Melancolías

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Salí unos días de vacaciones, pero ya estoy de regreso para continuar con este compromiso con la poesía y las letras que han brillado bajo la pluma de los bardos de la mayor de las antillas. He pensado que la mejor manera de recomenzar esta labor sería con un gran poeta de una interesante trayectoria personal y literaria. Por eso hoy quiero hablarles de Julián del Casal, quien nació en La Habana el 7 de noviembre de 1863. Excéntrico y poeta como pocos fue Julián del Casal. Romántico idealista que prefirió vivir a su manera y no bajo las normas mundanas. Sólo salió de Cuba una vez, en rumbo a París. Viaje que terminó en Madrid, no logrando su destinación por falta de fondos. De vuelta en La Habana, del Casal lo estimó mejor así, para no perder “la última ilusión”. Un pesimismo profundo reinaba en su vida y obra. Tristeza, no amargura, era la emoción predominante ya que una sonrisa no era extraña en su cara. Enfermo desde niño, huérfano de madre a los cuatro años, la muerte era parte de su existir. “¡Desdichado ruiseñor del bosque de la Muerte!” y “hondo y exquisito príncipe de melancolías” le llamó Rubén Darío. La noche del 21 de octubre de 1893, mientras cenaba en la casa del Dr. Lucas de Santos Lamadrid, alguien dijo un chiste. Del Casal soltó una carcajada, acto seguido cayó sobre la mesa mientras se ahogaba en un vómito de sangre. Y me pregunto, ¿qué sabía este maravilloso poeta que vivió triste toda una vida, excepto al momento de irse? Son muchas las anécdotas que se le conocen. He leído que tenía pocos amigos, pero o bien no era así, o eran muy interesantes sus amistades. María Cay fue una de estas personas. La señorita Cay le regaló una foto a del Casal donde ella lucía un traje de japonesa el cual usó en un baile de disfraz. Bueno, tal foto no sólo dio lugar al poema Kakemono de del Casal, pues cuando Rubén Darío lo visitó un año más tarde, vio la foto también, y la pluma del nicaragüense no se pudo contener: Para una cubana y Para María Cay le fueron inspiradas por esta mujer. Debe de haber sido muy hermosa cuando con un kimono atrapó a dos inmortales. Mantuvo una cordial amistad con el escritor y patrón de las artes Esteban Borrero Echeverría. Atendía a las tertulias en casa de este señor donde encontró apoyo, cariño, y un grupo de jóvenes discípulos. Brotó una fervorosa intimidad platónica con una de las hijas de la familia, Juana Borrero. Algunos estudiantes de literatura consideran que del Casal y esta muchacha eran pareja espiritual. Tal pasión dio lugar al poema que él le dedicó a ella. Del Casal fue un gran admirador de los poetas franceses, especialmente de los parmesistas. Su mayor aporte a nuestra literatura fue en la poesía, donde alcanzó una extraordinaria sensibilidad. Su prosa, aunque poco divulgada, es de un gran valor literario también. En este género se le considera uno de los mejores narradores costumbristas cubanos del siglo XIX. Sus obras se caracterizan por la belleza, colorido, melancolía y excelente forma. Usó con frecuencia el tema del oriente, y en varios de sus mejores poemas el patriotismo cubano.A los dieciséis años, junto con otro estudiante, Antonio Mora, fundó el periódico clandestino El Estudiante. Se estima que sus poesías fueron dadas al público por primera vez en El Ensayo. Mantuvo correspondencia con Darío, Díaz Mirón, Urbina, Gutiérrez Nájera y otros poetas de aquella época. Usó los seudónimos Alceste, Hernani, y El Conde de Camors. Cuando niño atendió al Real Colegio de Belén. Ingresó en la Universidad de La Habana la carrera de Leyes, teniendo que abandonar sus estudios por falta de fondos. Trabajó como escribiente en la Intendencia de Hacienda primero y de corrector y periodista luego. Publica su primer libro, Hojas al Viento en 1890. Después publica en 1892, Nieve y su volumen póstumo, Bustos y rimas en 1893. No sólo figura entre los mayores poetas del modernismo sino que, con Martí, Gutiérrez Nájera y José Asunción Silva, es también su precursor. En la obra de Casal podemos encontrar todas las facetas que dieron carácter al modernismo y todos los elementos que constituyeron la temática de ese movimiento.
Mis Amores

Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
Las vidrieras de múltiples colores,
Los tapices pintados de oro y flores
Y las brillantes lunas venecianas.

Amo también las bellas castellanas,
La canción de los viejos trovadores,
Los árabes corceles voladores,
Las flébiles baladas alemanas,

El rico piano de marfil sonoro,
El sonido del cuerno en la espesura,
Del pebetero la fragante esencia,

Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia.

Tula, Poesía y Dolor

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Hoy voy a complacer a algunos amigos y lectores que me han insistido para que publique algo sobre una poetisa cubana, que no se puede dejar de mencionar cuando se trata de poesía hispanoamericana: Gertrudis Gómez de Avellaneda (Camagüey, 1814- Madrid, 1873), nació en la antigua Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, Cuba el 23 de marzo de 1814. Pasó su niñez en su ciudad natal y residió en Cuba hasta 1836. En este año parte con su familia hacia España. En este viaje compuso una de sus más conocidos versos, Al partir. Antes de llegar a España recorrió con su familia algunas ciudades del sur de Francia especialmente en Burdeos donde vivieron por algún tiempo. Finalmente en España se establecieron en La Coruña. De La Coruña pasó a Sevilla y publicó versos en varios periódicos bajo el seudónimo de La Peregrina que le ganaron una gran reputación. Es en esta ciudad donde en 1839 conoce al que será el gran amor de su vida Ignacio de Cepeda y Alcalde, joven estudiante de Leyes con el que vive una atormentada relación amorosa, nunca correspondida de la manera apasionada que ella le exige, pero que le dejará indeleble huella. Para él escribió una autobiografía y gran cantidad de cartas que, publicadas a la muerte de su destinatario, muestran los sentimientos más íntimos de la escritora. Visitó Madrid en 1840 donde hizo amistad con literatos y escritores de la época. Al año siguiente publicó exitosamente su primera colección de poemas. Después de los éxitos líricos vinieron los triunfos dramáticos. Su primera obra estrenada en Madrid en 1844 fue Munio Alfonso, la cual fue inicio de su gran fama como dramaturga. En España escribió una serie de novelas, la más famosa Sab (1841) que fue la primera novela abolicionista. En 1844 conoce al poeta Gabriel García Tassara. Entre ellos nace una relación que se basa en el amor, los celos, el orgullo, el temor. Tassara desea conquistarla para ser más que toda la corte de hombres que la asedian, pero tampoco quiere casarse con ella. Está enfadado por la arrogancia y la coquetería de Tula, escribe versos que nos hacen ver que le reprocha su egolatría, ligereza y frivolidad. Pero Avellaneda se rinde a ese hombre y poco después casi la destroza. Tula está embarazada y soltera, en un Madrid de mediados del siglo XIX, y en su amarga soledad y pesimismo viendo lo que se le viene encima escribe "Adiós a la lira", es una despedida de la poesía. Piensa que es su final como escritora. Pero no será así. En abril de 1845 tiene a su hija Maria, o Brenilde como la llama ella. Nace muy enferma y muere con siete meses de edad. Durante ese tiempo de desesperanza escribe de nuevo a Cepeda: "Envejecida a los treinta años, siento que me cabrá la suerte de sobrevivirme a mí misma, si en un momento de absoluto fastidio no salgo de súbito de este mundo tan pequeño, tan insignificante para dar felicidad, y tan grande y tan fecundo para llenarse y verter amarguras." Son escalofriantes las cartas escritas por Tula a Tassara para pedirle que vea a su hija antes de que muera, para que la niña pueda sentir el calor de su padre antes de cerrar los ojos para siempre. Brenilde muere sin que su padre la conozca. En 1846 se casó con don Pedro Sabater. Al poco tiempo su esposo enfermó y apenas un año después de su matrimonio quedó viuda. En 1850 realiza una segunda edición de sus poesías. Movida por el éxito de sus producciones y acogida tanto por la crítica literaria como por el público en 1854 presentó su candidatura a la Real Academia Española pero prevaleció el exclusivismo imperante en la época y el sillón fue ocupado otra vez por un hombre. En 1858 estrenó su drama Baltasar cuyo triunfo superó todos los éxitos obtenidos anteriormente y lo cual compensó las contrariedades que había encontrado en su carrera. Se casó nuevamente en 1856 con un político de gran influencia, don Domingo Verdugo. Con él realizó un viaje por el norte de la Península y después de 23 años de ausencia regresó a Cuba en 1859. Vivió en Cuba unos cinco años. Tula, como era conocida afectuosamente por el pueblo, fue celebrada y agasajada por sus compatriotas. En una fiesta en el Liceo de la Habana fue proclamada poetisa nacional. Por seis meses dirigió una revista en la capital de la Isla, titulada Álbum cubano de lo bueno y lo bello (1860). A finales de 1863 la muerte de su segundo esposo, el coronel Verdugo, acentuó su espiritualidad y entrega mística a una severa y espartana devoción religiosa. En 1864 partió de Cuba, para nunca más volver a su Patria, en un viaje a los Estados Unidos, de allí pasó a España. En 1865 fija su residencia en Madrid donde murió el 1 de febrero de 1873 a los 58 años de edad. Sus restos reposan en el cementerio de San Fernando de Sevilla.


Imitación de Petrarca

No encuentro paz, ni me conceden guerra,
de fuego devorado tengo frío,
abrazo al mundo y quédome vacío,
me lanzo al cielo y préndeme la tierra.

Ni libre soy, ni la prisión me encierra,
veo sin luz, sin luz hablar ansío,
temo sin esperar, sin placer río,
nada me da valor, nada me aterra.

Buscó el peligro cuando auxilio imploro,
al sentirme morir me encuentro fuerte,
valiente pienso ser y débil lloro.

Juguete soy, con tan extraña suerte,
de una belleza a quien ardiente adoro,
que no quiere mi vida ni mi muerte.