El Centauro Bigotudo

No existe distancia física que impida el abrazo de las almas

Poeta de Capilla

Published by Ariesky Castillo under on 8:58


A principios del siglo XX muchos poetas cubanos decidieron dar un salto a la poesía posmodernista que venía manifestándose en varias partes del mundo. Uno de sus principales exponentes fue Mariano Brull Caballero. Este poeta nació en Camagüey, provincia de Cuba, el 24 de febrero de 1891. Siendo niño fue trasladado a España. Al regreso, ya adolescente, estudió la segunda enseñanza y comenzó a publicar sus primeros poemas en revistas de su ciudad natal. Desde 1912 formó parte de la Sociedad Filomática, y estuvo entre los fundadores de esta agrupación juvenil que llevó adelante diversos empeños culturales. En 1913 se graduó de Doctor en Derecho en la Universidad de La Habana. Ejerció su profesión durante algunos años hasta 1917. Ese mismo año fue designado secretario de segunda clase en la Delegación de Cuba en Washington. También prestó servicio diplomático en Lima, Bruselas, Madrid, París, Berna, Roma, Canadá y Uruguay. La llamada "poesía pura" tuvo en Brull un legítimo representante, mundialmente conocido, luego de que Alfonso Reyes adoptara su palabra inventada "jitanjáfora", para denominar un tipo de manifestación tropológica propia de la época de las vanguardias. Como poeta, recibió un fuerte influjo de la poesía francesa coetánea, quizás por sus prolongadas residencias en París, donde llegó a escribir poesía en francés. "Yo me voy a la mar de junio" muestra claramente el sentido íntimo y a la par el afán estéticamente perfeccionista que presidió su obra. Es también singular su poema "Epitafio a la rosa", con asunto que lo acerca a los orbes poéticos de Juan Ramón Jiménez y Eugenio Florit. Es notable la actividad literaria del autor en otras disciplinas, pese a que el centro de su expresión es la lírica, fue conferencista y escribió varios opúsculos, como un análisis de la poesía martiana, y dejó inédito un ensayo : "La poesía como experiencia secreta". Participó muy activamente en los Congresos de Cooperación Intelectual y en las tareas culturales de la UNESCO.Sus colaboraciones aparecieron en El Fígaro, Gaceta del Caribe, Espuela de Plata, Clavileño, Orígenes. Se le considera como el traductor de Paul Valéry, cuyos dos poemas principales, "La Jeune Parque" (1917) y "Le cimetière marin" (1920) llevó al español tras larga y paciente elaboración. Tradujo además a Joyce Kilmer, Dante Gabriel Rossetti, Mallarmé y otros autores. Era "exquisito", un buscador de la belleza recóndita que se esconde tras la apariencia de las cosas. Para captarla apuntaba palabras y más palabras en papelitos sueltos, las tachaba, sustituía, mondaba y pulía hasta que salía un poema. Huía siempre del lugar común y del clisé, sometiendo así a duras pruebas la imaginación de sus posibles lectores, los que a él no importaban fuesen muchos o pocos. Por eso se le considera poeta de capilla. Los que no lo conocieron más que los que lo trataron de cerca es su condición humana, su corazón generosísimo, presto siempre a ayudar a cuantos estuviesen necesitados de recursos materiales o de estímulo en el arte, cuyas causas tomaba con el ardor de cosa suya. En la vida íntima tenía Mariano un gran sentido del humor, pues sabía darles a las cosas un sentido distinto del que suele dárseles. En una fiesta invitaba a una amiga a emborracharse con limonada en vez de con ron (él era abstemio). "Lo mismo da una cosa que otra", decía, "lo importante es alegrarse". Falleció en La Habana el 8 de junio de 1956. Sus cuatro poemarios en español editados en ediciones particulares La casa del silencio (1916), Poemas en menguante (1928), Canto redondo (1934) y Solo de rosa (1941), un libro de poemas traducidos al francés, Quelques poèmes (1926), dos libros de traducciones, los poemas monumentales Le cimetière marin (1930) y La jeune parque (1949) de Paul Valéry, y tres poemarios editados en ediciones bilingües francés y español, Poëmes (1939), Temps en Peine. Tiempo en pena (1950), Rien que ... (Nada más que ...) (1954) le otorgaron una sólida reputación literaria en el mundo de habla española y francesa como uno de los más brillantes escritores de la vanguardia latinoamericana.



Poema Desnudo


Su cuerpo resonaba en el espejo
vertebrado en imágenes distantes:
uno y múltiple, espeso, de reflejo
reverso ahora de inmediato antes.


Entraba de anterior huida al dejo
de sí mismo, en retornos palpitantes,
retenido, disperso, al entrecejo
de dos voces, dos ojos, dos instantes.


Toda su asencia estaba -en su presencia-
dilatada hasta el próximo asidero
del comienzo inminente de otra ausencia:


rumbo intacto de espacio sin sendero
al inmóvil azar de su querencia,
¡estatua de su cuerpo venidero!

Boti, Vanguardista de la Poesía

Published by Ariesky Castillo under on 13:37


El próximo 5 de agosto se conmemorará un aniversaro más del fallecimiento del poeta guantanamero Regino E. Boti (1878-1958). Siempre admiré la versatilidad de este escritor y me gustaría mostrarles su magnífica trayectoria para que comprendan mejor el motivo de mi admiración. Cursó la primera enseñanza en su pueblo natal. Entre 1895 y 1898 residió en Barcelona, enviado por su familia para que continuara sus estudios. En 1900 fue nombrado ayudante interino de una escuela de varones de Guantánamo, de la que más tarde ocupó la dirección. Trabajó como auxiliar de la mayordomía en un ingenio de República Dominicana (1902-1904). Ejerció el magisterio en las escuelas públicas hasta el año 1906, en que fue declarado cesante. En 1907 fue cofundador, en Guantánamo, del Partido Conservador Nacional, cuya presidencia llegó a ocupar años más tarde (1920-1922). De 1907 a 1908 trabajó como profesor en colegios privados y dirigió la Escuela Nocturna Municipal. Durante varios años desempeñó la secretaría de la Junta Municipal Electoral de Guantánamo (1908-1917). En 1911 se graduó de maestro público. Obtuvo el título de Bachiller en 1913. Ese mismo año fue presidente de la Sociedad de Conferencias de Guantánamo. Se graduó de Doctor en Derecho Civil en la Universidad de La Habana (1917) y más tarde obtuvo el título de Notario Público (1918). Ejerció la carrera notarial y fue profesor de gramática y literatura en el Instituto de Segunda Enseñanza de Guantánamo. Fue delegado a la Segunda Conferencia Americana de Cooperación Intelectual (1941). En 1942 se graduó de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana. Dirigió El Resumen. Fue colaborador en Oriente, El Pensil, Oriente Literario, Renacimiento, El Cubano Libre, Orto, Luz, El Estudiante, Cuba y América, El Tiempo, Cuba Contemporánea, Revista de Avance, Letras, El Fígaro, Bohemia, La Ilustración, Universal, Diario de la Marina, Revista Bimestre Cubana, El Mundo. Fue miembro correspondiente de la Academia de la Historia de Cuba, de la Academia Cubana de la Lengua y de la Academia Hispanoamericana de Ciencias y Artes de Cádiz. Se dedicó al estudio de la métrica y publicó obras desconocidas de Rubén Darío. Compiló cantos populares cubanos, recogidos en La lira cubana (4ª ed. Guantánamo, Imp. La Imperial, 1919). Con José Manuel Poveda y Agustín Acosta forma el trío de poetas que produjeron el primer renacimiento lírico en la República. Fundó las Revistas CHIC y LAUROS en 1911 y entre sus libros publicados se encuentran: “Guillermón”, que es una pequeña biografía de Guillermón Moncada; “Breves Apuntes Acerca de los Orígenes de Guantánamo”; “Arabescos Mentales”, su primer libro de poesía; luego “Lira Cubana” y "El 24 de febrero de 1895"; “El Mar y la Montaña”. También edita “El Árbol del Rey David”, una compilación de poemas inéditos de Rubén Darío, y “Dilucidaciones Métricas”. Posteriormente vendrían ”Martí en Darío”; “La Torre del Silencio”; “Notas Acerca de José Manuel Poveda, su Tiempo, su Vida y su Obra”; “Kodak – Ensueño” y “Kindergarten”. Solamente me gustaría resaltar finalmente su evolución del modernismo y parnasianismo que caracterizó sus primeros poemas a una poesía posmodernista que lo ubica en el vanguardismo a partir de los años 20.

Para tu Piel Sensual

Mirándote desnuda junto al lecho,
como un ensueño que se hiciera vida,
pongo un beso de amor -ala encendida-
entre las prominencias de tu pecho.
En tanto bebo la fragancia suave
que tu piel de fémina hace heliotropo,
pienso, (parece que desciende un copo)
pienso y mascullo: (se levanta un ave).
"Afrodita surgió de entre la espuma,
rompiendo los cendales de la bruma,
al son de los vibrantes caracoles;
y tú, más blanca, de la concha misma
para tu piel sensual hiciste un prisma
que trueca el nácar en fugaces soles..."

La Alondra Ciega

Published by Ariesky Castillo under on 13:41


Cienfuegos tiene el orgullo de haber sido la cuna de muchas celebridades artísticas y literarias, entre ellas me gustaría citar a una de las poetizas más importantes del siglo XIX en la isla de Cuba: Mercedes Matamoros y del Valle (1851-1906). Huérfana de madre desde los tres años, su padre fue su primer mentor; con él aprendió inglés y francés e inició sus lecturas literarias. En La Habana estudió en el colegio “El Sagrado Corazón”, del Cerro. En 1867 dio a conocer sus primeros artículos de costumbres en los periódicos El Siglo y El Occidente. Más tarde colaboró en La Opinión (1868). De 1878 a 1880 colaboró en El Triunfo. Publicó en El Almendares y además en la Revista de Cuba de 1880 a 1883. A partir de 1884 graves problemas familiares la aíslan de las letras, se dedica al magisterio particular y labora en el colegio María Luisa Dolz. En 1892 Antonio del Monte impulsa la edición de sus obras completas. Vuelve a las letras y publica en la Ilustración de Cuba, La Golondrina (Guanabacoa), El País, La Habana Elegante, La Habana Literaria y El Fígaro. Sus poemas Mirtos de antaño, que aparecieron en el Diario de la Marina (1903-1904) y en El Fígaro (1922), datan de 1888 y 1889. El Fígaro publicó además algunas poesías de su libro inédito Armonías cubanas, de 1897. Trelles, en su Bibliografía cubana del siglo XIX, cita la pieza en un acto El invierno en flor, mencionada por Merchán, la cual no ha podido ser localizada. Tradujo a Byron, Longfellow, Chaucer, Tennyson y Thomas Moore, del inglés; del francés, a André Chenier y a Vigny, y del alemán a Goethe y a Schiller. Su soneto “La muerte del esclavo”, escrito en 1879 para un certamen de poesía fue traducido al sueco. Recibió el epíteto de La alondra ciega. Usó el seudónimo Ofelia. Vivió en la mayor pobreza y desolación, en compañía de su padre enfermo de una esclerosis incurable. Para aliviar su pobreza, sus admiradores le hicieron una suscripción para publicar sus poesías completas en 1892. Murió en Guanabacoa en 1906 y el Ateneo de La Habana costeó sus funerales. En 1902, se publicó, con prólogo de Manuel Marquez Sterling, su folleto El último amor de Safo. Su condición poética principal es la de haber sido precursora de un tipo de poesía femenina, que después se pondría de moda en Juana de Ibarbourou, en María Eugenia Vaz Ferreira, en Gabriela Mistral, donde la mujer expresa la más secreta voz de sus instintos, renunciamientos, apetencias, frustaciones. En esta dimensión su colección de sonetos El último amor de Safo, abunda en esas condiciones que le dan su calidad de precursora de una poesía apacionada en el núcleo de sus instintos. Buscó en los amores mitológicos, los símbolos donde su pasión podía cumplirse cabalmente sin disimulo ni limitaciones. El sufrimiento no provocó en ella, como en Luisa Pérez de Zambrana, un renunciamiento del mundo sino por el contrario, exacervó sus paciones. Su verso a veces cruje, la mucha carga de sentimiento a veces rompe la forma, pero en esa materia poética que gime y ondula, que se deja recorrer por un pathos coloquial, está la mas permanente fascinación de esa poesía.


La Orgía

¿Te acuerdas...? Fue una noche deliciosa.
¡Cupido en torno nuestro sonreía,
y en el loco bullicio de la orgía
a tu lado me hallé, tierna y gozosa!

Dulce vino de Chipre, en la preciosa
copa, te dio a libar la mano mía;
con mis trémulos brazos te ceñía
¡más que nunca incitante y voluptuosa!

¡Sentí en mi boca un ósculo de fuego!
Después, voluble, con suprema calma
¡te fuiste, sin oír mi blando ruego!

Mas del beso fugaz quedó la huella,
¡y aún palpita, encendido, aquí en mi alma,
como en cielo nocturno, ardiente estrella!...

Poeta y Patriota

Published by Ariesky Castillo under on 15:49




Resulta curiosa e interesante la coincidencia de que casi todos los precursores de la guerra de independencia cubana habían sido maravillosos poetas. La mayoría de los intelectuales de la isla en esa época realizaron sus aportes de una forma u otra para derrocar el colonialismo español. Tal es el caso de Pedro Santacilia, hijo de padre español y madre dominicana, nacido en Santiago de Cuba en 1826. Su padre, oficial del ejército, se comprometió en las reformas liberales del General Lorenzo, y al ser deportado con su familia a España, el hijo contaba sólo diez años. En la península adquirió su educación primaria, y regresó a Cuba en 1845 para completar sus estudios. Dueño de un vasto saber, y conocedor profundo de lo hispánico, que en él era parte de lo cotidiano y no una nube insustancial, fue partidario intransigente de la independencia de Cuba. A los veinticinco años, tras penosa prisión en Santiago de Cuba y en La Habana, fue deportado a España por patriota revolucionario. Se evadió de España y se refugió en Estados Unidos y en México. En México contrajo matrimonio con la hija mayor de Benito Juárez. En el destierro, desde 1852, prestó innumerables servicios a la causa cubana. Aunque no regresó a Cuba, vivió identificado con ella y actuó como agente de su libertad en las dos guerras cubanas de independencia. Santacilia, según comentario de Raimundo Lazo, es un poeta que cabe en el primer romanticismo cubano. Su obra se distingue por el vigor en la expresión de su cubanía y contra el colonialismo español y el régimen que lo representaba. Pedro Santacilia, no regresa a la Patria que tanto amó, murió en México a la edad de setenta y seis años el 2 de marzo de 1910. Cuba anduvo en su corazón, no fue sólo el doloroso destierro sino las muestras de su dedicación por la Patria distante. Al preparar esta nota he leído con interés el artículo que con el título: “Una danza cubana” escribiere el también poeta y exiliado, Bonifacio Byrne. Allí se cuenta la anécdota de la profunda sensibilidad de Santacilia, capaz de llorar en una calle de Nueva York al escuchar la música de una danza cubana. No hubo regreso a la Patria para este hombre de bien, que hizo del destierro vida completa. Quedan sus versos en aquel memorable poema que escribió probablemente al partir de Cuba: ¡Adiós! Versos que pueden al ser traídos al presente, generar un agudo sentimiento de frustración y enojo,- y a no dudar-, tristezas; las suficientes como para dar por concluido este artículo. Aquí los versos:

¡Adios!
¡Partir es preciso! --Con voz iracunda
que parta me ordena destino feroz,
el llanto por eso mis ojos inunda
que es triste a la patria mandar un ¡adiós!

No más, Cuba hermosa, veré tus montañas,
tus límpidas aguas, tu fúlgido sol;
que pronto vagando por tierras extrañas
ni habrá quien escuche mi lúgubre ¡adiós!

Por eso abatida mi frente altanera
la nube oscurece de acerbo dolor;
por eso es horrible la voz lastimera
que sale del pecho diciéndole ¡adiós!

No más la sonrisa veré seductora
del ángel hermoso que guarda mi amor,
y sola y doliente mi suerte deplora
la voz escuchando que lleva este ¡adiós!

Mi triste familia que gime angustiada
al cielo elevando ferviente oración,
tal vez para siempre de mí separada
tan solo el recuerdo tendrá de mi ¡adiós!

Mis fieles amigos, mis pobres cubanos,
al yugo sujetos de férrea opresión,
también un suspiro cual buenos hermanos
darán al proscrito que manda este ¡adiós!

¡Adiós, pueblo mío! --Con voz iracunda
que parta me ordena destino feroz,
el llanto por eso mis ojos inunda
que es triste a la patria mandar un ¡adiós!

Si quiere el destino que lejos sucumba
del suelo adorado que vida me dió
mi voz postrimera: la voz de la tumba
en alas del viento te irá con mi ¡adiós!

La Angelical Poesía de Luisa.

Published by Ariesky Castillo under on 16:30





Investigando la poesía de los contemporáneos de José Ángel Buesa me he encontrado con la profundidad y sensibilidad de unos poemas cargados de imágenes desgarradoras. Sobresale entre algunos la obra de Luisa Muñoz del Valle, poetisa cubana (1906-1987). Nació en Sancti Spiritus, Las Villas, Cuba el 24 de junio de 1906 y murió en La Habana el 2 de agosto de 1987. Graduada de la Escuela Normal para Maestros, obtuvo su Doctorado en Pedagogía en 1937 en la Universidad de La Habana. En 1950 completó los requisitos del programa de la Escuela Profesional de Periodismo "Manuel Márquez Sterling". Fue la primera mujer que se graduó con el primer expediente en esta escuela, así obtuvo una beca para ir a estudiar a Madrid al año siguiente en el centro de Estudios Hispánicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 1935 publicó su único libro, Angelus. Publicó sus poesías frecuentemente en revistas tales como San Antonio, Azul, El Fénix, La Milagrosa y el Semanario Católico con quien ya colaboraba desde 1928. Por muchos años tuvo a su cargo la columna católica del periódico Alerta. Con el cierre de la prensa libre en la Isla por parte del gobierno comunista, Luisa Muñoz se vio imposibilitada de continuar sus contribuciones literarias en estos medios. Rehusó salir de Cuba renunciando así a reunirse con el resto de su familia y muchas amistades que habían partido al exilio. Permaneció en su casa de la Habana Vieja publicando ocasionalmente sus poemas y dedicada a una amplia labor epistolar con familiares y amigos mientras las fuerzas y los recursos materiales le alcanzaban. En los últimos veinticinco años de vida, su poesía y su pensamiento se tornan más ascéticos y profundamente religiosos. A continuación aparese un poema que, desde mi punto de vista, muestra el estilo predominante de su época y una caractística rítmica que llevó en casi toda la amplitud de su obra.



LOS PEREGRINOS
I
Se detuvo en la senda que seguían,
cuando llegaron a la encrucijada;
él siguió solo, caminito arriba,
con su fardo de brumas a la espalda.

Ella, lo vió seguir rota de angustia,
por la ruta encarnada de las zarzas,
y sin fuerza en sus miembros doloridos,
cayó rendida por su propia carga.

Allí quedó, mirándolo marcharse,
hasta perderlo en la extensión lejana,
y llorando por él, que iba tan solo,
cerró sus ojos a la senda larga.

II

Cuando emprendió la ruta nuevamente,
repasando las huellas que él dejara,
una sierpe--el dolor--iba mordiendo,
el corazón en donde se enroscaba,

mientras clavaba en el cerebro turbio
rapaz preocupación, sus finas garras.
Ella iba valiente por la senda,
sin pensar en su vida destrozada.

Iba animosa; pero entre sus labios,
un ruego desolado se hilvanaba:
Señor, que no lo alcance en el camino,
y quiebre mi valor con su mirada.

Amando a Cuba en la Distancia

Published by Ariesky Castillo under on 14:29


Fuera de Cuba he tenido la oportunidad de conocer la existencia de poetas cubanos que prácticamente no se mencionan en la mayor de las antillas. Sin embargo, dentro del territorio, a pesar de haberme convertido en un desenfrenado lector de poesía a temprana edad, unos cuantos amigos y yo nos habíamos hecho la inocente idea de que conocíamos a todos los poetas cubanos. Hoy, mientras investigo por las bibliotecas y la Internet, voy descubriendo que nos faltaba mucho por descubrir, pues me sucede lo mismo que a Einstein cuando decía que mientras más aprendía del universo, más interrogantes surgían nuevamente. No puedo evitar acordarme de los amigos que aún siguen allá con la inocente idea de una falsa erudicción poética. No puedo evitar entristecerme cuando veo que se le imponen límites al conocimiento y a la cultura a un país que tanta cultura y conocimiento ha aportado al mundo, aunque parezca paradójico. Pensaba en estas cosas mientras leía la obra de José Agustín Quintero (La Habana 1829 – Nueva Orleáns 1885), un poeta que fue discípulo de José de la Luz y Caballero y se había graduado de Licenciado en Derecho cursando estudios en La Habana y en Estados Unidos. Supe que debido a sus ideas anexionistas cayó preso en unión con Cirilo Villaverde y otros conocidos patriotas cubanos. Fue sentenciado a muerte, pero logró escapar a los Estados Unidos donde rápidamente alcanzó una buena posición económica. Estableció una estrecha amistad con el Presidente de los Estados Confederados, Jefferson Davis, quien le confió una misión secreta en México. A su regreso a los Estados Unidos se estableció en Nueva Orleáns. Colaboró con los principales periódicos cubanos y fue redactor por varios años del Picayune, publicación de aquella ciudad. Poco tiempo antes de estallar la Guerra de los Diez Años pudo regresar a Cuba; pero en 1869 se vió complicado nuevamente en el movimiento revolucionario y partió una vez más al exilio y se volvió a establecer en Nueva Orleáns, donde murió el 7 de septiembre de 1885. Su poesía tiene la caractrística romántica de su tiempo, como Palma, Martí y muchos más contemporáneos de su época. La poesía que aparese a continuación es una muestra del dolor que sentía ante la pena de su patria, dolor que aún los poetas de hoy, a pesar del tiempo, no dejamos de padecer aunque las causas sean diferentes.


POESÍA


-¿Qué trabajas, herrero? -¡Una cadena!
-¡Cadena que tal vez lleve un hermano!
-¿Dónde vas, pescador? -La mar serena
mí red de hermosos peces veré llena...
-Ve, tráelos al banquete del tirano.


-¿Qué aras, labrador? -La tierra dura
Donde florecen el café y la caña.
-¡Vana es tu industria, tu afanar locura!
Para ti es la fatiga y la amargura,
¡El oro y las cosechas son de España!


-¿Qué corta, leñador, tu hacha pesada?
-¡Árboles de vigor y pompa llenos!
-¡Detente, que la patria está enlutada;
A cada golpe de tu mano osada
Hay un cadalso más y un árbol menos!


-Di, ¿qué meces, mujer, en esa cuna?
-¡Un niño! En él mis ojos siempre clavo.
-Pese, oh madre infeliz, a tu fortuna
Desvelada te encuentran sol y luna,
Y al fin le das al déspota otro esclavo.