El Centauro Bigotudo

No existe distancia física que impida el abrazo de las almas

El Poeta en "Almaviva"

Published by Ariesky Castillo under on 16:38




Hablar del periodista, poeta, escritor y polígloto Francisco Sellén sin hacerlo de su hermano Antonio resulta difícil, aunque es justo reconocer que desarrolló una meritoria labor en diversos ámbitos de la literatura. De su natalicio, en Santiago de Cuba, se cumplirán 171 años este 10 de octubre. Hijo de un capitán español y una criolla, tuvo la posibilidad de embarcar hacia España y allí cursar estudios, aunque su preparación académica concluiría en Cuba, una vez de regreso. Un volumen de versos titulado “Estudios Poéticos” dio a conocer a los hermanos en 1863; este era un tomo con traducciones de diferentes idiomas. Colaboró en Floresta Cubana, El Correo Habanero, El Tiempo Álbum cubano de lo bueno y lo bello, Bolsa, La Aurora, Cuba Literaria, Revista Habanera, Prensa, El Siglo, La Opinión, Revista del Pueblo, El Kaleidoscopio. Fundó, junto a su hermano Antonio, el Heraldo Cubano, periódico bilingüe español-inglés. Dos años después, en 1865, publicaba Francisco su “Libro íntimo”. Más adelante ven la luz “Poesías” (1890) y “Cantos a la patria” (1900). Max Henríquez Ureña apunta que: “sus versos atesoran corrección y buen gusto. No fue, sin duda, un alto poeta, pero alcanzó elevación en estrofas de inspiración filosófica.”Desde joven se vinculó Sellén a otros intelectuales como Rafael María de Mendive, Anselmo Suárez Romero y Ramón Zambrana, integrando el Partido Reformista que aspiraba a conseguir de España concesiones políticas, económicas y sociales. Pronto, no obstante, se deshizo esta ilusión y, llegado el momento de la independencia, Sellén eligió sin titubeos el camino de la libertad. Fue detenido y deportado a España, de donde se fugó para emigrar a Estados Unidos. Allí conspiró por la independencia de Cuba, y hasta se enroló en una expedición frustrada que motivó su apresamiento en Nassau. Al fracasar este intento vuelve a Nueva York, donde, al igual que su hermano, se ocupa en el periodismo y la enseñanza. Colaboró en Correo de la Tarde, La Familia, Aurora del Yumurí, Revista Cubana, de Cuba; El Mensajero de las Familias, Ateneo, Revista Contemporánea, de España; Ilustración Americana, Mundo Nuevo, Museo de las Familias, El Educador Popular y La América Ilustrada, de Estados Unidos. Figuró en la colección poética “Arpas amigas”. En 1882 regresó a La Habana, pero pronto vuelve a Nueva York. Colaboró por esa época en El País, Cuba y América y El Fígaro. Desde la emigración se hizo sentir su quehacer periodístico y en 1875 publicó su versión de “Intermezzo lírico”, de Heinrich Heine, el célebre poeta alemán. En Estados Unidos conoció a José Martí y colaboró con él en la fundación del Partido Revolucionario Cubano. A raíz de la publicación de “Poesías”, Martí escribió: “No en vano saludan los artistas de la palabra, como obra mayor, su libro fino y sincero de las Poesías, donde la pena mínima no afea, importuna, el cuadro universal, sino que con el fuego oculto del dolor, ilumina y revela la hermosura del mundo.” Su poema dramático titulado “Hatuey”, aunque se considera una de las manifestaciones más logradas de la corriente indigenista en Cuba, no llegó a las tablas, como tampoco su tragedia “La muerte de Demóstenes”, publicada póstumamente. De sus obras dramáticas sólo una fue representada: “Zuelika”, de un único acto y traducida al inglés (Nueva York, 1901), puesta en escena en el Berkeley Lyceum en abril de 1893. Como poeta, Francisco Sellén dejó muestras de una inspiración que podía alcanzar tonos convincentes y bellas imágenes. Separatista convencido, Francisco Sellén prefirió no regresar a Cuba hasta después del cese de la dominación española. En su patria trabajó en el Departamento de Hacienda hasta su muerte el 9 de mayo de 1907. Varias traducciones suyas aparecen en el libro de su hermano Antonio, “Ecos del Sena”. Antes de morir donó su biblioteca a la Biblioteca Nacional de Cuba. Usó el seudónimo Almaviva.




A Una Flor Marchita
(fragmentos)
¡Y te encuentro en tal estado
pobre flor del alma mía!
¡De cuánta melancolía
mi corazón has llenado!
Porque al verte me ha asaltado
tan triste presentimiento,
que el inefable contento
que tuve al besar tus hojas,
¡no borra, no, las congojas
de este angustioso momento!
Así, lleno de amargura,
dije, veré deshojada,
marchita y abandonada
la flor ¡ay! ¡de mi ventura!
Así, de tanta ternura,
de tanto infinito amor,
de tanta luz y esplendor,
sólo quedará ¡Dios mío!
a este corazón sombrío,
¡llanto, tristeza y dolor!
Morirá así la pasión
que fue el alma de mi vida,
y veré desvanacida,
y por siempre, ¡mi ilusión!
Desgarrado el corazón,
presa del mortal quebranto,
veré crecer entretanto
la flor del recuerdo triste,
que cuando ya nada existe
renace bañada en llanto.
…........

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