El Centauro Bigotudo

No existe distancia física que impida el abrazo de las almas

Tejera, Poesía e Inquietudes Revolucionarias

Published by Ariesky Castillo under on 11:21




Amigos lectores, el próximo 20 de noviembre se cumplirán 161 años del nacimiento del poeta y periodista cubano Diego Vicente Tejera, quien forma parte de la pléyade de intelectuales cubanos cuya obra literaria no puede separarse de su vida y acción política y revolucionaria. Creció en una etapa signada por guerras y revoluciones en distintas partes del mundo; insurrecciones de diverso tipo; avance del capitalismo y abolición de la esclavitud; empeños anticolonialistas e independentistas en América entre otros rasgos. Su primera inquietud revolucionaria se presentó a consecuencia de una movilización de tropas españolas que, con destino a Santo Domingo, salieron de Santiago de Cuba en 1864. Contaba entonces Tejera con 16 años, y era estudiante del Instituto de Segunda Enseñanza en esa ciudad. De esa circunstancia, él y un amigo concibieron la idea de enrolarse en una de las columnas españolas para llegar a ese país y pasarse a las tropas independentistas en la primera oportunidad. De la negativa de un coronel español a aceptarlos nacieron sus primeros versos contra el dominio colonial de España. En 1865, el padre abogado, fue nombrado para un cargo judicial en Puerto Rico. Junto a él viajó Diego Vicente, desde donde partió días después a Nueva York. Deseoso de conocer el mundo, no tardó en viajar a Europa donde visitó un buen número de países, incluido España. A ese país se dirigió para participar en una revolución contra Isabel II. El levantamiento madrileño fue sofocado, pero logró hacerse de una visión real y directa de la metrópoli colonial y sus contradicciones internas. De regreso a Puerto Rico, se vinculó al movimiento revolucionario de Lares y cultivó una importante amistad con Ramón Emeterio Betances. Intereses e inquietudes lo condujeron nuevamente a Europa, donde profundizó los conocimientos de agronomía e hizo estudios de medicina y filosofía. Simultáneamente escribió sus versos y redactaba prosas de diversa índole para distintas publicaciones. Desde 1875 el poeta criollo inició sus contactos con la emigración cubana anticolonialista en Nueva York. De ese año es su cuadro dramático en versos “La muerte de Plácido”, de contenido independentista y abolicionista, y el comienzo de su labor como propagandista de los ideales más radicales de los revolucionarios cubanos. Para ello fungió como director del periódico La Verdad, órgano de la emigración cubana en Nueva York, fundado en ese año. En 1879 regresa a La Habana, donde intensificó la actividad intelectual, frecuentó los círculos literarios de la época y llegó a convertirse en vocal de la Sección de Literatura del Liceo Artístico y Literario de Guanabacoa, dirigida entonces por José Martí. A partir de ese momento, su relación con el Apóstol fue permanente. Fundó y dirigió publicaciones en las cuales siempre tuvo a aquel como colaborador. Su accionar lo llevó nuevamente a Europa y Norteamérica, donde continuó la ardorosa actividad periodística y literaria, sin abandonar sus compromisos con Cuba y con los ideales de igualdad social por los que luchaba. En octubre de 1898 volvió a la patria intervenida por los Estados Unidos y fundó el semanario La Victoria. Desde este inicio su prédica para desenmascarar el verdadero significado del accionar norteamericano en la Isla y la necesidad de la unión para construir una nueva vida, condicionada por el espíritu cubano. La ideología socialista de Tejera, lo llevó a fundar en 1899 el Partido Socialista Cubano y en 1900 el Partido Popular. Como representante de este último asistió a la Convención Constituyente de 1901. Ambas agrupaciones fueron de efímera duración. Diego Vicente Tejera Calzado falleció joven, el seis de noviembre de 1903.






En la hamaca

A Juan B. Toro

¡Qué descansada vida
La del que huye el mundanal rüido.
L. de León.


En la hamaca la existencia
Dulcemente resbalando
Se desliza.
Culpable o no mi indolencia,
Mi acento su influjo blando
Solemniza.
Goce el Sultán en reposo
Los infinitos placeres
Del harén,
Y en éxtasis voluptuoso,
Fínjase entre sus mujeres
Un Edén.
No su fabulosa tierra
Envidio, ni su radiante
Cielo azul,
Ni los primores que encierra
El serrallo deslumbrante
De Estambul.
Y su poder no ambiciono,
Ni lo temo cuando estalla
Su furor,
Y humilla desde su trono
Al pueblo que tiembla y calla
De pavor.
Que es tan vívido el sol mío,
Tan espléndido mi suelo
Tropical,
Y en mi rústico bohío
Bríndame próvido el Cielo
Dicha tal,
Que si el Turco sorprendiera
Los encantos de la oscura
Vida mía,
Su imperio al punto me diera
Por gustar de mi ventura
Sólo un día
(...)

Los Sobrevivientes

Published by Ariesky Castillo under on 13:15



LOS SOBREVIVIENTES



Todo está cada vez más deshabitado
y madura la hierba y el desnudo silencio,
las palabras mudas
y el temor reflejado en todos los rostros a la vez.
Uno debe mostrar la otra cara, merecerse la tierra que pisa.
Tenemos suficiente suelo para todos pero somos incapaces de repartirlo.
La gente olvida,
ya no hay recuerdos,
es mejor, porque los recuerdos nos hacen débiles,
y aunque no sepamos de orgasmos,
llevando mutilada la voz,
sabemos que sólo los más fuertes sobreviven.
La sensibilidad está condenada a un camino breve.
Todo está cada vez más deshabitado,
creo que ganaremos,
aunque ya nadie sabe qué ganamos,
nadie es capaz de rescatar la fe
que escapó junto a las cenizas
para convertirnos en sobrevivientes.
Hoy maté a un poeta, traía la foto de sus hijos
y lo maté, traía versos maravillosos y lo maté,
traía cartas de amor y lo maté,
podría ser mi padre y lo maté con mis manos.
A mi lado nadie escribe versos,
nadie sueña con educar a sus hijos.
Estamos ocupados con sobrevivir.
Siento que acabo de matar a mi pasado, o lo que pude ser,
o el recuerdo de mamá curándome el asma,
prometiéndome canciones y juguetes,
pero mi salud sólo trajo la canción de los cañones
y un terreno helado con el fango a la rodillas
que hay que merecerse guillotinando el amor todos los días,
mientras la muerte salta por las bocas del pueblo o sus fantasmas,
porque las almas se han ido.
Todo está cada vez más deshabitado,
los ángeles lo saben y mutilan sus alas,
porque saben que los ángeles tampoco sobreviven
y sólo es inmortal la soledad,
el vacío que habita en los sobrevivientes.

"Carta de un Demente" en la voz del autor

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El Rojo

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Amigos lectores, el próximo 17 de noviembre, de no haber sido por su lamentable fallecimiento a temprana edad, estaría cumpliendo 65 años el maravilloso poeta Luis Rogelio Nogueras, llamado Wichy por quienes lo conocieron, quienes afirman junto a aquellos que de él han disfrutado sólo sus textos, que es uno de los autores cubanos del siglo XX más ponderados unánimemente por críticos y lectores. En una isla donde los mitos modernos escasean, Nogueras es quien más se acerca (opinión propia) a esa tan difícilmente definible categoría. Sus amigos y compañeros del cine y las letras, no se cansan de comentar sobre su talento, inteligencia, modo perdurable de hacer. Algunos apoyan los criterios en la inmanencia de su poesía, pero otros —me cuento entre ellos— ponen sus ojos cada vez más en la narrativa de un profesional de la forma, ingenioso en sus argumentos, extraordinariamente ameno y bien dotado de lo que a unos cuantos talentudos se les va de las manos al escribir: la mesura. A Nogueras, a Luis Rogelio, a Wichy, al Rojo, según prefiera, le escaseó el tiempo vital, aunque supo aprovecharlo para legarnos una obra extensa y variada. El narrador Alfonso Hernández Catá fue tío abuelo suyo y en la casa familiar abundaron las preocupaciones intelectuales, en particular la afición por la lectura. Nacido en el barrio de El Vedado, tiene ocho años cuando la familia se muda para el de la Víbora; viaja a Estados Unidos y realiza sus pinitos narrativos. Con los años, incorpora inquietudes: la de la actuación, la de hacer cine, la de dibujar y pintar, la de escribir guiones… Y en 1964 matricula en la Escuela de Letras de la Universidad de La Habana, en tanto trabaja (no por vez primera, ya lo había hecho antes en el ICAIC) en la revista Cuba Internacional, como redactor de mesa y da a conocer sus primeros trabajos periodísticos. En El Caimán Barbudo, tabloide de cuyo proyecto fundador es parte, publica algunos textos poéticos. Cuanto hace en adelante —apenas veinte años de vida— es sorprendente, solo posible en quien disfruta del trabajo y no viene al caso aquí intentar una breve biografía de Wichy, porque es bastante conocida y demasiado agitada su vida para unos breves apuntes. Hoy es autor de culto, entre jóvenes y contemporáneos suyos. Tuvo que haber sido además de un intelectual dotado, un ente carismático. No por azar tantos amigos guardan recuerdos gratos ni ensalzan su personalidad con tal vehemencia. Recordemos solo que en 1967 su poemario “Cabeza de zanahoria” es premiado en el primer Concurso David convocado por la UNEAC. El libro es elogiado dentro y fuera de fronteras, y su autor, con 23 años a la sazón, se convierte en uno de los poetas que, sin saberlo, más influyen entre los jóvenes de su generación. Algunos hitos van marcando su obra: el poemario "Las quince mil vidas del caminante", escrito en 1967 y publicado diez años después; el guión junto a Octavio Cortázar del filme El brigadista, estrenado en 1976. De ese año es también su novela policial “El cuarto círculo”, a dos manos con Guillermo Rodríguez Rivera, y de 1977, “Y si muero mañana”, que le vale el Premio Cirilo Villaverde de la UNEAC. Viaja, dicta conferencias, es jurado de eventos literarios, traduce y a su vez es traducido. Gana el Premio Casa de las Américas con el cuaderno “Imitación de la vida”. Publica en 1983 el libro de poemas “El último caso del Inspector”. Luis Rogelio Nogueras falleció prematuramente, el 6 de julio de 1985. Poeta, novelista, guionista de cine, simbolizó en buena medida el espíritu de búsqueda y realización de los jóvenes intelectuales de su generación, sin que por ello se limite a esta el interés por la lectura de su obra ni la indagación constante en los presupuestos de su lírica, reunida en el volumen “Hay muchos modos de jugar”.


El Último Caso del Inspector


El lugar del crimen

no es aún el lugar del crimen:

es sólo un cuarto en penumbras

donde dos sombras desnudas se besan.


El asesino

no es aún el asesino:

es sólo un hombre cansado

que va llegando a su casa un día antes de lo previsto,

después de un largo viaje.


La víctima

no es aún la víctima:

es sólo una mujer ardiendo

en otros brazos.


El testigo de excepción

no es aún el testigo de excepción:

es sólo un inspector osado

que goza de la mujer del prójimo

sobre el lecho del prójimo.


El arma del crimen

no es aún el arma del crimen:

es sólo una lámpara de bronce apagada,

tranquila, inocente

sobre una mesa de caoba.

Un Maestro del Absurdo

Published by Ariesky Castillo under on 14:38




Estimados amigos, hace sólo unos días se cumplieron 30 años del fallecimiento del poeta, narrador y dramaturgo cubano Virgilio Piñera Llera (Cárdenas, Matanzas, 4 de agosto de 1912- La Habana, 18 de octubre de 1979). Cursó sus primeros estudios en su localidad natal, pero en 1925 se trasladó con su familia a Camagüey, donde estudió el bachillerato. En 1938 se instaló en La Habana, en cuya universidad se doctoró en Filosofía y Letras en 1940. Ya el año anterior había empezado a publicar, sobre todo poemas, en la revista Espuela de plata, predecesora de Orígenes, en la que coincidió con José Lezama Lima. En 1941 vio la luz su primer poemario, Las furias, y ese mismo año escribió también la que es quizá su obra teatral más importante, "Electra Garrigó". En 1942 fundó la efímera revista Poeta, de la que fue director. Al año siguiente publicó el extenso poema "La isla en peso", una de las cumbres de la poesía cubana, que fue, sin embargo, objetado por grandes poetas como Gastón Baquero o Eliseo Diego. Cuando en 1944 Lezama y Rodríguez Feo fundaron la revista Orígenes, Piñera formó parte del plantel inicial de colaboradores, a pesar de que mantenía importantes discrepancias estéticas con el grupo de poetas de la revista. En febrero de 1946 viajó a Buenos Aires, donde residió, con algunas interrupciones, hasta 1958. Allí trabajó como funcionario del consulado de su país, como corrector de pruebas y como traductor. En la capital argentina hizo amistad con el escritor polaco Witold Gombrowicz, y formó parte del equipo de traductores que llevaron a cabo la versión castellana de Ferdydurke. Continuó colaborando con Orígenes con cuentos, ensayos y reseñas críticas. En 1948 se estrenó en La Habana "Electra Garrigó", mal acogida por la crítica. Por entonces escribió otras obras teatrales: "Jesús y Falsa alarma", obra considerada una de las primeras muestras de teatro del absurdo, anterior incluso a La cantante calva de Eugene Ionesco. En 1952 publicó su primera novela, "La carne de René". En 1955, tras el final de Orígenes, marcado por una agria disputa entre Lezama Lima y Rodríguez Feo, fundó con este último la revista Ciclón, de gran importancia en la historia de la literatura cubana. Por entonces colaboró también con la revista argentina Sur y con las francesas Lettres Nouvelles y Les Temps Modernes. En 1958 abandonó Argentina y se instaló definitivamente en Cuba, donde viviría hasta su muerte. Tras el triunfo de la Revolución Cubana, Piñera colaboró en el periódico Revolución y en su suplemento Lunes de Revolución. En 1960 reestrenó "Electra Garrigó" y publicó su Teatro completo. En 1968 recibió el Premio Casa de las Américas de teatro por "Dos viejos pánicos". Recientemente en Mexico ha tenido una exitosa temporada una nueva interpretación de "Electra Garrigo" titulada "El Son de Electra" bajo la dirección del destacado creador Ramón Díaz y las actuaciones de Thais Valdés y Sandra Muñoz y en La Habana ha reaparecido esta obra bajo la dirección de Roberto Blanco y últimamente de Raul Martín con el Grupo: Teatro De La Luna. A partir de 1971 y hasta su muerte, Piñera sufrió un fuerte ostracismo por parte del régimen y de las instituciones culturales oficiales cubanas, en gran parte debido a su condición sexual, ya que nunca escondió su homosexualidad. El famoso escritor cubano Reinaldo Arenas, amigo de Piñera, cuenta ese episodio en sus memorias Antes que anochezca. Como narrador, destaca por su humor negro, dentro de la línea del absurdo. Fue también un destacado traductor, y vertió al español obras de Jean Giono y de Witold Gombrowicz, entre muchos otros.


Cuando Vengan a Buscarme

Cuando vengan a buscarme
para ir al baile de los cojos,
diré que no uso muletas,
que mis piernas están intactas.

Bailaré cha-cha-cha y son
hasta caerme en pedazos,
pero ellos insistirán
en llevarme a ese baile extraño.

Con dos hachazos estaré listo,
con dos muletas iré remando,
y cuando entre por esa puerta
me pondrán una coja en los brazos.

Ella me dirá: ¡Amor mío!,
yo le diré: ¡Mi adorada!,
¿cómo fue lo de tus piernas?
¡cuéntame, que estoy sangrando!

Ella, con gran seriedad,
me contará que fue a palos,

pero haciendo de sus tripas
corazón como un brillante,
lanzará una carcajada
que retumbará en la sala.

Después, daremos las vueltas
de estos casos obligados,
saludaremos a diestra, a siniestra
y a muletazos.

Y cuando nadie lo espere,
a las dos de la mañana,
vendrá el verdugo de los cojos
para que no queden rastros.

Recordando a "La Serrana"

Published by Ariesky Castillo under on 14:07





Estimados amigos y amantes de la poesía y las letras, hoy quiero anunciarles que mañana 21 de octubre se estarán cumpliendo 177 años del nacimiento de la poetisa cubana Úrsula Céspedes de Escanaverino (Bayamo, 1832), una de las figuras cimeras de la literatura cubana del siglo XIX. Fue según el investigador Juan José Ramos y Rubio, rama de una ilustre familia, originaria en los primeros tiempos de la conquista de la isla y entre cuyos admiradores más significativos descuella Carlos Manuel de Céspedes, quien prologara su primer libro “Ecos de la Selva”. Luisa Pérez de Zambrana fue su amiga íntima, así como otros poetas importantes de la época, entre los que se destaca José Fornaris. Comenzó a escribir en el año 1845, publicó sus primeros trabajos en dos periódicos de Santiago de Cuba: El Redactor de Santiago de Cuba y Semanario Cubano. Seguidamente colaboró con La Prensa que se editaba en La Habana, así como en otras publicaciones de la Isla. Sus trabajos los firmaba con dos seudónimos: La Calandria, escogido por Céspedes y La Serrana. Conoció en 1854, en la ciudad de Santa Clara al joven maestro y periodista don Ginés Escanaverino de Linares, quien atraído por la belleza de la muchacha se trasladó a la ciudad de Bayazo donde fundara junto a José María Izaguirre el periódico La Regeneración en el que colaboraba Úrsula. Después de casarse, en 1857 con el entusiasta habanero, se dedicó al magisterio, obteniendo el título de Maestra de Instrucción Primaria al año siguiente de sus bodas con Escanaverino. Inmediatamente fundaron la Academia Santa Úrsula, para señoritas, donde ella puso en práctica sistemas que le inspiró la intuición más que la ciencia pedagógica. Su nieta, la Dra. María Dolores Escanaverino Piñero, afirma en su tesis de grado, lo siguiente: “Úrsula Céspedes basó la disciplina de su plantel sobre los cimientos del cariño y el respeto mutuo entre alumnos y profesores. La primera cualidad que buscaba entre sus auxiliares era la no muy frecuente de hacerse querer de los niños. La maestra adusta y autoritaria, que fue tan característica del siglo pasado, no tuvo cabida en las aulas de Santa Úrsula”. Otra de las ideas de Úrsula que parecía adelantarse a su tiempo, era la que frecuentemente expresaba diciendo: “Lo importante en la educación no es lo que se aprende, sino la preparación espiritual para poder comprender las bellezas del bien, del arte y de la naturaleza”. “Ecos de la Selva” prologado por Carlos Manuel de Céspedes, se imprimió en Santiago de Cuba en 1861, ese mismo año se incluyó una selección de poesías de Úrsula en la "Antología Cuba Poética", ordenada por Joaquín Lorenzo Luaces y José Fornaris. Florece literariamente Úrsula cuando el romanticismo decae en Cuba, y frente a las extravagancias y exageraciones que singularizaron la declinación de la escuela, se operó en el gusto una reacción rectificadora de las cuales fueron guías: Mendive, Luaces y Zenea. Céspedes comenta los méritos de la joven cantora, alaba lo espontáneo de su inspiración, exhorta a que no se le pregunte a la poetisa de dónde ésta le viene, porque daría la misma contestación de un pájaro de la selva al que le preguntaran por qué canta. “Por eso sus versos, a pesar de los defectos de que adolecen, arrebatan y seducen, ella pinta lo que siente, pero lo hace con tanta verdad de colorido que su sentimiento se trasmite como fluido magnético al corazón de los que oyen sus acentos inspiradores”. Muere Úrsula en Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos, el 2 de noviembre 1874, después de un largo trasiego por varias provincias del país. Cuando se inauguró la República, en 1902, los socios del Liceo de Santa Isabel abrieron una suscripción popular que abarcó toda la Isla y con el producto se le erigió un simbólico monumento, que se levanta en este pueblo agradecido, y en el que destacan una piedra, unos significativos versos de la poetisa, en los que pide para su tumba, más bien que mármoles, “tierra empapada en el llanto de mis hijos, un árbol y una flor”.



El Amor de la Serrana


Me dijo cuando lo vi,
que yo era para él un cielo
y que era negro mi pelo
como el cuello del totí,
que no andaba por aquí
otra tan linda serrana;
y añadió, desde mañana
si compadeces mis penas,
serán tuyas mis colmenas
y serás mi soberana.


Yo los ojos levanté,
y cubierta de rubor,
iba a decirle mi amor
y a jurarle eterna fé;
pero al punto recordé
que me dijeron un día,
que si el hombre comprendía
el amor de una mujer,
la dejaba de querer
y a veces la aborrecía.


Y desoyendo sus penas,
aunque quiere Dios que le ame
como la flor del dagame
la abeja de sus colmenas,
por las praderas amenas
cuesta arriba eché a correr
sin disgusto y sin placer,
pues temo en el corazón,
con razón o sin razón,
que me deje de querer.


Desde entonces, cada vez
que viene a verme al bohío,
le trato mal y me río,
aunque sollozo después;
y cuando con altivez
me habla de honor y decoro,
le digo entre risa y lloro,
tomando en la mía su mano:
mira, gallardo serrano,
yo te adoro, y… no te adoro.


Y mientras yo noche y día
lloro a torrentes aquí,
muchísimo mal de mí
dicen en la serranía;
pues sólo al ver la falsía
que mal mi rostro demuestra,
con lengua torpe y siniestra
dicen que soy la serrana
más voluble y casquivana
que hay en la Sierra Maestra.

TORONTO, CIUDAD DE MI ESPERANZA

Published by Ariesky Castillo under on 14:51


TORONTO, CIUDAD DE MI ESPERANZA
A Patricia

Llueve un amanecer como el suspiro de las hojas,
Una hoguera de náufragos.
Sueños que alguna vez mutilé de mi garganta
Hoy regresan con alas y otros nombres.
Nacen de esta ciudad,
Llegan al cielo,
Me hechizan con el Niágara y sus pinos,
Mientras me llueve la magia de esta ciudad siempre mía,
Aguardando mi nave, cual si fuese mi Penélope,
O alguna musa que avizora la esperanza
Con su mirar de fuego inagotable,
Sus manos de luz,
Su risa de luz,
Su cuerpo de luz,
Desnuda los icebergs que albergó mi fe,
Anida en mi pecho como un ave migratoria,
Un ser alado que me hace sentir una montaña.
Al fin puedo decir quien soy
Y tú me alientas,
He tenido un abrazo con mi alma y tú me alientas,
Porque veo las cenizas de mis penas
Y me alientas,
Me elevas,
Me impulsas
A buscar el infinito de mis ancias,
Mientras me inundo de ti,
Porque soy otra ciudad sepultada por el mar
Y hoy andas tú por estas viejas calles que me habitan,
Para que llueva este amanecer sobre mis ojos
Cuando brotas en cada poro de mi cuerpo,
Cuando tus labios se funden en los mios,
Cuando resucitamos de la nada,
Cuando el mundo se aparta de nosotros para mirarnos desde abajo

Grisóstomo, el Sonetista

Published by Ariesky Castillo under on 11:07




El próximo 20 de octubre se cumplirán 150 años del natalicio del poeta y periodista cubano Enrique Hernández Miyares, quien dentro de la poesía cubana descolló por su producción sonetística. Y, aunque sus méritos literarios fueron significativos, no menos lo fue su condición de patriota sincero y hombre enterado de los asuntos nacionales. Nació en Santiago de Cuba en el año 1859, y a los quince años se estableció con su familia en La Habana. Casi adolescente aún se inició en el periodismo con Diego Vicente Tejera. Como periodista desarrolló una amplia labor durante años en múltiples publicaciones. Fue redactor del Diario de Señoras y de El Almendares. Como corrector de pruebas y colaborador trabajó en El País. Su labor más importante la desarrolló en La Habana Elegante, cuya dirección ocupó a partir de 1888. Con Alfredo Zayas fue codirector de La Habana Literaria, que surgió tras la desaparición de la anterior en 1891. Durante estos años se vincula estrechamente con Julián del Casal, una de las figuras cimeras de la corriente modernista en Cuba. A pesar de esto, Hernández Miyares no se adhiere a este estilo, “aunque alguna huella, siquiera circunstancial y ligera, habían de dejar en él las nuevas tendencias”, según afirma el crítico Max Henríquez Ureña. Tras la muerte de Casal presidió el comité encargado de levantar un mausoleo al poeta e instituyó el “Día de Casal” el 21 de octubre. En 1895 emigró a Estados Unidos, donde perteneció a la redacción del periódico Patria y dirigió el semanario Cacarajícara, por lo que su labor desde la prensa, al servicio de la independencia, fue valiosa. Regresó a Cuba en 1903 y se reintegró al periodismo. Con Diego Vicente Tejera publicó La Victoria. Fue redactor de El Triunfo, en el que publicaba artículos sobre temas de actualidad. Colaboró en La Discusión y El Fígaro. Fue miembro fundador de la Academia Nacional de Artes y Letras y secretario del Instituto de Segunda Enseñanza de la Habana. Como ministro plenipotenciario asistió a las fiestas del aniversario de la independencia de México. Cuando se habla de Hernández Miyares enseguida aflora su condición de sonetista y, en particular, el recuerdo de “La más fermosa”, un célebre soneto, acerca del cual se tejió una campaña de plagio finalmente desechada, fue una de las composiciones más populares de comienzos del siglo XX. Hernández Miyares murió en La Habana el 2 de agosto de 1914. Perteneció a la generación de intelectuales cubanos que, además de compenetrarse íntimamente con la independencia, alcanzaron a vivir los primeros años del siglo XX y dejaron su impronta en el panorama cultural de la naciente república. Utilizó los seudónimos Grisóstomo, Hernán de Henríquez y Juan de Jiguaní. Sus libros se publicaron póstumamente: El titulado “Obras completas de Enrique Hernández Miyares I - Poesías” fue preparado por José Manuel Carbonell y vio la luz en 1915; al año siguiente apareció “Obras completas de Enrique Hernández Miyares II - Prosas”, también preparado por Carbonell.

La Más Fermosa

Que siga el caballero su camino,
Agravios desfaciendo con su lanza;
Todo noble tesón, al cabo alcanza
Fijar las justas leyes del destino.
Cálate el roto yermo de Mambrino
Y en tu rocín glorioso altivo avanza,
Desoye al refranero Sancho Panza,
Y en tu brazo confía y en tu sino.
No temas la esquivez de la fortuna;
Si el caballero de la Blanca Luna
Medir sus armas con las tuyas osa,
Y te derriba por contraria suerte,
De Dulcinea, en ansias de tu muerte,
¡Di que siempre será la más fermosa!

Triste Ciudad

Published by Ariesky Castillo under on 12:35


TRISTE CIUDAD



Tengo cientos de galeones hundidos en la profundidad de mi esperanza,
Decenas de armadas invencibles convertidas en cenizas.
Son una carga pesada que me roba el impulso,
Son como dardos que destrozan mis alas enfermas de reposo,
Es la ausencia de Dios que no regresa, no me mira con los pies descalzos
Y el alma que renuncia a la derrota.
¿Son estos mis sueños, los ambiciosos,
Los inmaduros ?­
¿Los que inundaban mis venas y enarbolaban banderas de triunfo en los puertos distantes?
He sufrido más derrotas que el Imperio Persa
Y mi orgullo cabalga como el primer día,
No tengo ejército
Ningún soldado se atrevería a seguirme,
Mucho menos a entenderme.
(Los soldados tienen prohibido pensar).
¿Cuánto tardaremos en reconstruir esta ciudad,
Agrietada por el golpe de la ausencia?
¿Cuándo dejaremos de robarnos la esperanza, esculpiendo la miseria en nuestro mármol?
¿Acaso nadie ve que el parque esta llorando,
Que la iglesia esta llorando,
Que los edificios, las ruinas, el prado y sus estatuas
Lloran por las enlodadas calles de esta ciudad que duerme en mi pecho?
Como una gaviota tímida y enferma,
A través de sus campanas dejan escapar un gemido de nostalgia,
Por lo que alguna vez fue,
O tal vez por la ceguera de sus hijos,
O tal vez porque empezamos a dolerle
Y ahora somos un cáncer que habita sus pulmones.
¿Acaso porque brindamos por los que se van y no por los que luchan,
Mientras las familias se ahogan en el barro?
¿Acaso porque aun sigo cabalgando sin ejército
Y soy el único que conserva el orgullo?

Hilarión y su Lágrima Infinita

Published by Ariesky Castillo under on 14:29





Ayer leí un poema que había escuchado cuando era niño y no pude detener mi curiosidad hasta investigar quién había escrito tan maravillosos versos. Luego supe que el autor fue el poeta y periodista cubano Hilarión Cabrisas, nacido en La Habana en 1883 y fallecido tempranamente en 1939. Cursó sus primeros estudios en Barcelona y se graduó de bachiller en el Instituto de Matanzas. Durante algún tiempo trabajó con la compañía dramática de Enrique Borrás. De vuelta a Matanzas, participó en las tertulias que con el nombre de Areópago Bohemio se celebraban en los bajos del Palacio Provincial. Se inició en el periodismo en La Nueva Aurora, de Matanzas, y pasó después a La Correspondencia, de Cienfuegos. En 1917 se traslada a La Habana. Trabaja en El Día como jefe de redacción y también colabora en Diario de la Marina, Heraldo de Cuba, El Fígaro. Fue miembro de la Academia Nacional de Artes y Letras, del Círculo de Bellas Artes (de cuya Sección de Literatura era presidente al morir), de la Asociación de Escritores Americanos y de la Asociación de la Prensa, de la que fue secretario. En el Concurso Bracale (1918) fue premiado su libreto para ópera "Doreya", el cual, con música de Eduardo Sánchez de Fuentes, fue estrenado en el Teatro Nacional de La Habana el 7 de febrero del mismo año. Su poesía contribuyó en gran forma a la renovación de las letras cubanas, destacándose en el ambiente intelectual como mentor de un lenguaje simple y sin artificios.«Breviario de mi vida inútil» en 1932, «La caja de Pandora», «Sed de infinito» y «La sombra de Eros» en 1939, constituyen parte de su obra poética. Aquí les dejo el poema que me hizo recordar:


La Lágrima Infinita

¡Esa!... La que en el alma llevo oculta;
la que no salta afuera ni se expande
en la pupila; la que a nadie insulta
en un alarde de dolor: la grande,
la infinita, la muda, la sombría,
la terca, la traidora, la doliente
lágrima de dolor, lágrima mía,
que está clavada en mí profundamente!
La que no da una tregua ni un consuelo
de dulce sollozar. La que me hiere,
y me punza, y me obsede, y pone un velo
turbio en mis ojos; la que nunca muere
ni nace a flor de rostro; la que nunca
refrena su latir; la que no intenta
asomarse a la faz y queda trunca,
y hace la pena interminable y lenta...
Cántaros secos, áridos, mis ojos;
páramos sin frescura ni rocío;
febricitantes de escrutar los rojos
límites, del espacio y del vacío...
¡Esa!... La que no llega, ni ha llegado,
ni llegará a los ojos nunca... ¡nunca!...
Mi lágrima tenaz que no ha mojado
el Sahara estéril de mi vida trunca,
¡Ésa... no la verás, porque en la calma
de mis angustias, se ha trocado en perla!
Para verla hace falta tener alma;
y tú, ¡no tienes alma para verla!...

El Poeta en "Almaviva"

Published by Ariesky Castillo under on 16:38




Hablar del periodista, poeta, escritor y polígloto Francisco Sellén sin hacerlo de su hermano Antonio resulta difícil, aunque es justo reconocer que desarrolló una meritoria labor en diversos ámbitos de la literatura. De su natalicio, en Santiago de Cuba, se cumplirán 171 años este 10 de octubre. Hijo de un capitán español y una criolla, tuvo la posibilidad de embarcar hacia España y allí cursar estudios, aunque su preparación académica concluiría en Cuba, una vez de regreso. Un volumen de versos titulado “Estudios Poéticos” dio a conocer a los hermanos en 1863; este era un tomo con traducciones de diferentes idiomas. Colaboró en Floresta Cubana, El Correo Habanero, El Tiempo Álbum cubano de lo bueno y lo bello, Bolsa, La Aurora, Cuba Literaria, Revista Habanera, Prensa, El Siglo, La Opinión, Revista del Pueblo, El Kaleidoscopio. Fundó, junto a su hermano Antonio, el Heraldo Cubano, periódico bilingüe español-inglés. Dos años después, en 1865, publicaba Francisco su “Libro íntimo”. Más adelante ven la luz “Poesías” (1890) y “Cantos a la patria” (1900). Max Henríquez Ureña apunta que: “sus versos atesoran corrección y buen gusto. No fue, sin duda, un alto poeta, pero alcanzó elevación en estrofas de inspiración filosófica.”Desde joven se vinculó Sellén a otros intelectuales como Rafael María de Mendive, Anselmo Suárez Romero y Ramón Zambrana, integrando el Partido Reformista que aspiraba a conseguir de España concesiones políticas, económicas y sociales. Pronto, no obstante, se deshizo esta ilusión y, llegado el momento de la independencia, Sellén eligió sin titubeos el camino de la libertad. Fue detenido y deportado a España, de donde se fugó para emigrar a Estados Unidos. Allí conspiró por la independencia de Cuba, y hasta se enroló en una expedición frustrada que motivó su apresamiento en Nassau. Al fracasar este intento vuelve a Nueva York, donde, al igual que su hermano, se ocupa en el periodismo y la enseñanza. Colaboró en Correo de la Tarde, La Familia, Aurora del Yumurí, Revista Cubana, de Cuba; El Mensajero de las Familias, Ateneo, Revista Contemporánea, de España; Ilustración Americana, Mundo Nuevo, Museo de las Familias, El Educador Popular y La América Ilustrada, de Estados Unidos. Figuró en la colección poética “Arpas amigas”. En 1882 regresó a La Habana, pero pronto vuelve a Nueva York. Colaboró por esa época en El País, Cuba y América y El Fígaro. Desde la emigración se hizo sentir su quehacer periodístico y en 1875 publicó su versión de “Intermezzo lírico”, de Heinrich Heine, el célebre poeta alemán. En Estados Unidos conoció a José Martí y colaboró con él en la fundación del Partido Revolucionario Cubano. A raíz de la publicación de “Poesías”, Martí escribió: “No en vano saludan los artistas de la palabra, como obra mayor, su libro fino y sincero de las Poesías, donde la pena mínima no afea, importuna, el cuadro universal, sino que con el fuego oculto del dolor, ilumina y revela la hermosura del mundo.” Su poema dramático titulado “Hatuey”, aunque se considera una de las manifestaciones más logradas de la corriente indigenista en Cuba, no llegó a las tablas, como tampoco su tragedia “La muerte de Demóstenes”, publicada póstumamente. De sus obras dramáticas sólo una fue representada: “Zuelika”, de un único acto y traducida al inglés (Nueva York, 1901), puesta en escena en el Berkeley Lyceum en abril de 1893. Como poeta, Francisco Sellén dejó muestras de una inspiración que podía alcanzar tonos convincentes y bellas imágenes. Separatista convencido, Francisco Sellén prefirió no regresar a Cuba hasta después del cese de la dominación española. En su patria trabajó en el Departamento de Hacienda hasta su muerte el 9 de mayo de 1907. Varias traducciones suyas aparecen en el libro de su hermano Antonio, “Ecos del Sena”. Antes de morir donó su biblioteca a la Biblioteca Nacional de Cuba. Usó el seudónimo Almaviva.




A Una Flor Marchita
(fragmentos)
¡Y te encuentro en tal estado
pobre flor del alma mía!
¡De cuánta melancolía
mi corazón has llenado!
Porque al verte me ha asaltado
tan triste presentimiento,
que el inefable contento
que tuve al besar tus hojas,
¡no borra, no, las congojas
de este angustioso momento!
Así, lleno de amargura,
dije, veré deshojada,
marchita y abandonada
la flor ¡ay! ¡de mi ventura!
Así, de tanta ternura,
de tanto infinito amor,
de tanta luz y esplendor,
sólo quedará ¡Dios mío!
a este corazón sombrío,
¡llanto, tristeza y dolor!
Morirá así la pasión
que fue el alma de mi vida,
y veré desvanacida,
y por siempre, ¡mi ilusión!
Desgarrado el corazón,
presa del mortal quebranto,
veré crecer entretanto
la flor del recuerdo triste,
que cuando ya nada existe
renace bañada en llanto.
…........

Recordando a Iñigo

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Estimados lectores, en el día de ayer se cumplieron 195 años del nacimiento del poeta cubano Ignacio María de Acosta y Guerra . Aunque nacido en La Habana el 4 de octubre de 1814, la mayor parte de su vida transcurrió en Matanzas. Se quedó en esta ciudad, ya definitivamente, en 1833. Hay, pues, motivos para considerarlo un escritor matancero nacido en La Habana. Buena parte de su producción lírica vio la luz en la prensa, de ahí que resulte necesaria la revisión de publicaciones como La Guirnalda, El Yumurí, La Aurora de Matanzas, Aurora del Yumurí —de esta fue redactor—, El Duende y Liceo de Matanzas, en todas ellas colaboró, si bien acostumbraba firmar algunas a veces con seudónimo, ya fuera el de Iñigo, o mediante sus iniciales I. M. de A. En 1845 publicó su cuaderno titulado "Delirios del Corazón". "Poesías Amatorias", que vio la luz en Matanzas y 13 años después su "Romance histórico y geográfico de la Isla de Cuba", que fue texto de lectura para las escuelas primarias gratuitas de la región de Matanzas. En su enjundiosa Evolución de la cultura cubana, José M. Carbonell y Rivero apunta: “Su poesía es elegante, correcta, sencilla, clara (…), posee personalidad, inspiración, naturalidad.” Hacia la mitad del siglo XIX fue Ignacio María de Acosta y Guerra un escritor muy conocido entre sus convecinos matanceros y hasta popularidad nos atreveríamos a decir que alcanzó, en particular a través de una de sus composiciones más leídas "El carretero y el eco", en que las últimas sílabas de cada estrofa son reproducidas por el eco. En el año de 1847 se estrenó una obra suya de teatro, en un acto, titulada "Un novel por protección". También colaboró en publicaciones habaneras como El Artista, Flores del Siglo, Revista de La Habana y con Emilio Blanchet —matancero, poeta y otro de los muchos olvidados— editó el Aguinaldo de Luisa Molina en 1856. Un tercer libro de Acosta y Guerra se incluye en su bibliografía, el titulado "Poesías", publicado póstumamente por una imprenta de Nueva York, en 1893, y que preparó su hermano. Ignacio María trabajó como profesor en varios colegios, fue cofundador y director del Colegio Matancero y también inspector de escuela en Matanzas. Años después se le nombró juez examinador para las oposiciones del Colegio Municipal, por lo que su mayor desempeño estuvo relacionado con el magisterio. Murió en Matanzas el 24 de diciembre de 1871 y una muestra de su obra aparece en la recopilación preparada y prologada por José Manuel Carbonell bajo el título "La poesía lírica en Cuba", publicada en varios tomos en 1928.




EL CARRETERO Y EL ECO
(Fragmentos)
En un pantano atascado
a orillas del Yumurí,
hecho estaba un renegado
el carretero Juan Prado,
Bravo como un cayarí.
Cual carretero de ley
juró como un condenado
al gritar desesperado:
¡Perla Fina, tesia buey!
Y de allá del otro lado
una voz le dijo : -(¡Ey !)
Mal rayo del Dios bendito
¿Quién demonios me llamó?
¿Qué quieres? Lo ves maldito,
ya el eje se me torció -(¡Sió!)
A callar a sus gallinas,
si las tiene o las robó.
¡Perla Fina, Tesia Buey!
¡A mí nadien me calló! -(¡Yo!)
Pues salga, salga al camino
si es tan cheche o es tan curro,
salga, salga al endino
y verá como lo aburro. -(¡Burro!)

Burro será usted, Atrevido,
insolente, deslenguado,
¡ven acá que se ha partido
el cuchillo que he comprado! -(¡Prado!)
...............

Murió el Poeta

Published by Ariesky Castillo under on 12:27




Hoy recibí la lamentable noticia de que el escritor Cintio Vitier, una de las más destacadas figuras de la intelectualidad cubana contemporánea, falleció ayer, 2 de octubre, en La Habana a los 88 años de edad. Poeta, narrador, crítico, investigador literario y profesor universitario, Vitier nació el 25 de septiembre de 1921 en Cayo Hueso, Florida, Estados Unidos, pero tenía la nacionalidad cubana. Cintio Vitier fue una de las grandes voces de la poesía latinoamericana contemporánea. Junto con José Lezama Lima, su fundador, Eliseo Diego, Octavio Smith, Julián Orbón, Cleva Solís y Fina García Marruz, con quien estaba casado desde 1947, formó el Grupo Orígenes, uno de los colectivos poéticos y culturales más sólidos que ha dado la cultura cubana. Vitier comenzó sus estudios en el colegio Froebel, fundado por su padre, Medardo Vitier, en Matanzas. En 1935 se trasladó a La Habana. Estudió en el colegio La Luz, donde conoció al poeta Eliseo Diego. Se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto de La Habana. Se graduó como doctor en Derecho Civil en la Universidad de La Habana en 1947, pero nunca ejerció la carrera. Cintio Vitier es un ejemplo singular de fidelidad a la escritura y la poesía, a través de las cuales ha ejercido un perdurable magisterio. A los 17 años publicó su primer poemario y desde entonces y hasta la aparición de Nupcias (1993) no dejó de frecuentar el género, en el que expresó con un lenguaje sin artificios sus convicciones y contradicciones: “La aridez y el amor/ tuvieron nupcias en mí”. Lo mejor de su poesía está recogido en Vísperas (1953), Testimonios (1968) y Antología Poética (1993). En esa larga búsqueda de sí mismo encuentra también un nuevo sentido de la solidaridad humana. Trabajó como profesor en la Escuela Normal para Maestros de La Habana y en la Universidad Central de las Villas. De 1962 a 1977 fue investigador literario en la Biblioteca Nacional José Martí. Dirigió la edición crítica de las Obras completas de Martí en el Centro de Estudios Martianos hasta 1987 y la edición crítica de Paradiso, de José Lezama Lima (Madrid, Colección Archivos, 1988). Traducido a varios idiomas. Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1988. Le ha sido conferido el Premio de Literatura Iberoamericana y del Caribe "Juan Rulfo" correspondiente al año 2002. Era el presidente del Centro de Estudios Martianos.

La Casa

Ah de mi casa, este navío a tumbos
siempre en el mismo sitio navegando
quién sabe hacia qué luces y qué rumbos,
anocheciendo, madre, navegando:
yo que te vi agrietada en los retumbos
de la tormenta, y que te oí aullando
quién sabe hacia qué luces y qué rumbos,
amaneciendo, madre, y navegando:
tálamo, cuna, tumba, lira, cerco,
estudio, cena, púrpura, ceniza,
infierno, paraíso, barco terco:
sé que nos llevarás en llanto o risa
hasta dejarnos en los fuertes brazos
que nos llaman -y tú, hecha pedazos.

Florit

Published by Ariesky Castillo under on 10:15




Quizás muchos no sepan que el próximo 15 de octubre se conmemorará el 106 aniversario del nacimiento del poeta cubano Eugenio Florit. Su ciudad natal fue Madrid en el año 1903, hijo de padre español y madre cubana. Creció en las ciudades de Barcelona y Port-Bou de España, hasta que a la edad de 15 años se traslada a Cuba. En el Colegio de La Salle de La Habana termina el bachillerato. Con poco más de veinte años dio a conocer su primer libro (32 Poemas Breves). En 1926 se graduó de doctor en Derecho Civil y Público en la Universidad y ejerció su carrera, por algún tiempo, en un bufete de abogados postulantes. Al año siguiente ingresa a la Secretaría de Estado y se une al grupo de la Revista de Avance. También da conferencias y trabaja como actor de radio y en grupos teatrales de aficionados. En 1936 conoce a Juan Ramón Jiménez y éste le prologa su libro “Doble Acento”, uno de sus libros más importantes. Luego de publicar “Reino” y “Cuatro Poemas” en 1940, se traslada a Nueva York destinado al Consulado General de Cuba. Desde entonces hasta a los 80's permanece en esa ciudad. Allí conocerá a Jorge Guillén, Pedro Salinas, Luis Cernuda y muchos otros con quienes compartió los cursos de la Escuela de Verano de Middlebury, en Vermont. Nueva York sería el escenario de casi todo su trabajo como ensayista, crítico literario y traductor. Cinco años después renuncia a su actividad diplomática para dedicarse por completo a la docencia. Se consagra a la enseñanza en Barnard College, de Columbia University en el Departamento de Español en la Escuela de Graduados de la Universidad y en la Escuela de Verano de Middlebury College. Colaborador de Repertorio americano, Revista de Avance, Lyceum, Revista Cubana, Orígenes, Revista Hispánica Moderna cuya dirección compartió con Federico Onís y con Angel del Río. Entre 1951 y 1955 viaja por Europa y visita Francia, Italia, Bélgica, Suiza, Inglaterra y España. Después en 1959 realizaría su último viaje a Cuba. En 1962 asume totalmente la dirección de la Revista Hispánica Moderna y siete años más tarde abandona la enseñanza en la Universidad de Columbia, así como en el Barnard College. En 1982 se retira a Miami, después de tantos años de imponer cátedra. En 1991 fue uno de los tres candidatos presentados para el Premio Cervantes de ese año por la Academia Norteamericana de la Lengua Española. El año siguiente publica su última obra “Hasta Luego”. En 1994 recibe el premio Fray Luis de León, de la Universidad de Pontificia de Salamanca y el Premio Mitre, que le concedió la Hispanic Society of America, en Nueva York. Como homenaje el Centro Cultural Español de Cooperación Iberoamericana de Miami bautizó su biblioteca con su nombre. Muere el 22 de junio de 1999 a los 95 años a consecuencia de un paro cardíaco. Fue mentor y guía de varias generaciones. Recibió honores en Nueva York, en Salamanca, en Miami. Se le cuenta entre los mejores poetas hispanoamericanos.


DESTINO

Mejor ámbito aquí, dentro de casa,
para escribir lo ancho
y lo pequeño de este mundo.
Apenas diferente
conocer la distancia de una estrella
o el alado camino
de la hoja caída de su árbol.
Preciso es dar al aire
este amargo sabor que muerde dentro,
que pide luz de fuera, la que arde
de su estar siempre fiel a su destino
que es el lucir en las palabras
y saltarse los mundos que conoce
y los que aún no han sido revelados.
Un ámbito que esconde
en sí el oculto pensamiento
-brillante piedra que en su día
nos pidió rescatarla,
a ella, la escondida de los siglos,
humilde aún, que espera
el roce misterioso de unos dedos ...
Ahora, despertada
de su soñar antiguo,
nacida a luz y sol,
hecha ya una palabra.
Milagro al fin que vive
al amor de su dueño:
de quien soñó con ella
en la forma final de su destino.

Día de la Décima Iberoamericana

Published by Ariesky Castillo under on 14:13




Hoy quiero anunciarles que el próximo 30 de septiembre se conmemorará el Día de la Décima Iberoamericana, pues así lo consideraron varios poeta e investigadores de habla hispana, quienes decidieron que sería el mismo día del nacimiento del poeta cubano Jesús Orta Ruiz, quien nació en esa mismo fecha del año 1922. Orta Ruiz se crió en la periferia rústica de la Ciudad de La Habana, en el seno de una familia campesina conservadora de las tradiciones y el folclor de origen español en los campos de Cuba. De ahí que el punto de partida de su vocación poética, manifiesta precozmente, no podía ser otro que la décima, folclorizada en el canto de nuestros labradores. Desde los nueve años de edad la improvisaba. Ya en su adolescencia comenzó a conquistar una popularidad que ha culminado en legendaria, que lo identifica más con el seudónimo de Indio Naborí, sobrenombre que recuerda al aborigen que laboraba la tierra en oposición a los cantores populares que en aquella época se autollamaban caciques. Pero no conforme con ese don dado por la naturaleza y la ecología social en que nació y creció, desarrolló en él la obsesiva pasión por la lectura de la poesía y los ensayos y técnicas de la misma, actividad que lo llevó al enriquecimiento de la espinela, convertida ya en un signo de la identidad nacional cubana. La crítica literaria no demoró en reconocerle el mérito de haber logrado la fusión de lo popular y lo culto, situándolo en el neopopularismo de la Generación del 27. Ahora bien, el poeta de tan humilde origen no tardó en ensanchar el horizonte de su poesía con el ejercicio de las más variadas formas clásicas e incluso el versolibrismo, porque, como ha dicho Martí, cada emoción trae su métrica. Por estos medios su poética se nos da en tres vertientes: campesina, social y autobiográfica, la cual ha sido objeto de autorizados reconocimientos. Su prosa, también reconocida y laureada, abarca diversos temas como prólogos, ensayos, estudios de tradiciones, folclor, literatura y una extensa obra periodística. Figura en la mayoría de las antologías cubanas del siglo XX. Viajó por distintos países de Europa, Asia, Africa y América. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, italiano, ruso, checo, chino y yugoslavo. Cuenta con una extensa obra en la que figuran diez títulos en prosa y catorce poemarios. Falleció, tras dejar un ingente número de obras, el 29 de diciembre de 2005, a la edad de 83 años.



El Amor


Amor es el Todo: es
el cuerpo eterno de un dios
que quiso partirse en dos
para juntarse después.
Donde una pareja ves
fundiendo sus voluntades,
no veas dos unidades
juntas por afinidad,
sino una sola unidad
uniendo sus dos mitades


Amar a un hijo es amar
nuestra carne, nuestros huesos;
es como ver nuestros besos
con el milagro de andar.
Y el padre que va a enterrar
a un hijo inmóvil y frío,
es un pájaro sombrío
que en un dolor de ala mustia
se pone a volar su angustia
al pie del nido vacío.

No Olvidemos a Novás

Published by Ariesky Castillo under on 16:30



Estimados lectores, el próximo 24 de septiembre se conmemorará el 106 aniversario del nacimiento del poeta y escritor cubano Lino Novás Calvo (Galicia, 1903- Nueva York, 1983). Hoy quiero dejarles algunos datos de su interesante trayectoria que, a pesar de ser extraordinariamente relevante, en nuestra isla ni siquiera se menciona su nombre por ninguna parte. Nació en la aldea gallega de As Grañas do Sor, Mañón, La Coruña, España. Su padre, Lorenzo Novás, perteneciente, al parecer, a una familia de cierta solvencia económica, no lo reconoció sino hasta el 2 de enero de 1909, según se hace constar en una nota adicional a su partida de nacimiento. Posiblemente hubo cierta desavenencia entre sus progenitores, razón que obligó a su madre, María Calvo Rego, costurera de oficio, a asumir sola su crianza. Adquirió los primeros conocimientos en la pequeña escuela adjunta a la parroquia de la aldea, a la vez que araba la tierra y cuidaba del ganado. Las crecientes dificultades económicas obligaron a su madre a tomar la decisión, tan socorrida en la época, de enviarlo a Cuba, donde ya residía un tío materno, en busca de nuevos horizontes. Lino siempre dio como año de su llegada a la isla el de 1912. En La Habana realizó disímiles trabajos: dependiente de fondas, mandadero, empleado de limpieza y de una fábrica de sombreros, carbonero y chofer de alquiler. Estudió inglés en una escuela nocturna y, desde entonces, se vinculó a ese idioma, que llegó a dominar a plenitud y le permitió, años más tarde, realizar magistrales traducciones de obras de la literatura de esa expresión. Quiso también ser boxeador y comenzó a entrenarse en una azotea, pero más que el deporte, la razón que lo movió a ese empeño fue la necesidad de compañía. Se sentía bastante solo y buscaba un grupo para asimilarse, hasta que en una ocación le propinaron un nocao y se retiró. En 1926 estuvo ocho meses en Nueva York bajo la condición de inmigrante ilegal. Allí desempeñó diversas labores menores y pudo perfeccionar el inglés. De regreso a La Habana continuó trabajando como chofer de alquiler. Lector insaciable y al tanto de los acontecimientos literarios de la isla, no dudó en comentar con sus compañeros taxistas la aparición de la Revista de Avance (1927-1930), principal órgano de la vanguardia artística cubana, pero pudo comprobar que "nadie la entendía", según reconoció en un artículo titulado "Mi fichero" publicado en 1931. A dicha publicación envió, bajo el seudónimo Lino María de Calvo, su poema "El camarada" y fue Jorge Mañach, uno de los editores de la publicación. Los fundadores de la publicación vanguardista lo animaron a que continuara creando y le consiguieron un empleo en la librería Minerva, situada en Obispo y Bernaza. Su trabajo allí consistía en mantener actualizado un fichero con los libros que re recibían. Mientras, continuó colaborando en Avance con poemas, breves ensayos, una corta pieza de teatro de corte vanguardista titulada "El ahogao" y, sobre todo, con reseñas a libros en la sección Letras. A la vez, entre junio y diciembre de 1930 atendió la sección Libros importantes del mes de la Revista de La Habana (1930), en la cual comentaba de manera resumida los que se recibían en la mencionada librería. Esa misma publicación le otorgó una mención a su cuento "El bejuco", en un concurso cuya convocatoria exigía el tratamiento de temas cubanos. Apareció en la revista Social en diciembre de 1931, la que, posteriormente, dio a conocer otros cuentos suyos. De esa manera, Lino Novás Calvo iba insertándose en el mundo intelectual habanero. Leía, escribía, asistía a exposiciones. 1931 Fue un año crucial en su vida. La empresa editorial que publicaba el Diario de la Marina decidió fundar el semanario gráfico Orbe (1931-1933). Su redactor jefe era José Antonio Fernández de Castro, quien estaba muy vinculado a Novás, y pudo conseguirle una plaza de corresponsal en Madrid. Llegó al puerto de La Coruña, de donde mismo había partido casi veinte años atrás, y de inmediato fue a su aldea natal a ver a la madre. El reencuentro con la tierra gallega le provocó escribir tres crónicas para la publicación que representaba: "Hombres de mar y mujeres de orilla. Instantáneas gallegas"; "Por la aldea de Galicia" y "Las escuelas", que se publicaron en números correspondientes a agosto de 1931. Como los envíos monetarios de Orbe no eran suficientes, realizó varias traducciones del inglés al español de obras de Aldous Huxley (Contrapunto), de William Faulkner (Santuario), autor que gracias a esta traducción, reimpresa en múltiples ocasiones, se pudo conocer en español por vez primera, y otros autores más. A la vez, sus colaboraciones se hicieron más frecuentes en Revista de Occidente, tanto con cuentos como con reseñas a libros, al punto de convertirse en el escritor latinoamericano más representado en esa importante publicación durante su primera etapa (1926-1936). Al cesar Orbe en 1933 su situación económica se hizo casi insostenible, por lo que debió traducir diversos tipos de materiales que le entregaban, algunos de los cuales no se publicaron con su crédito como traductor. Fue entonces que sus ideas políticas comenzaron a tomar cierto giro anarquista y llegó a militar en la F. A. I. (Federación Anarquista Ibérica). En 1933 publicó, tras un arduo trabajo de investigación, y por encargo de la colección "Vidas extraordinarias", de Espasa Calpe, la autobiografía novelada Pedro Blanco el negrero, que tuvo muy buena acogida en el mundo intelectual madrileño, incluido el elogio de Don Miguel de Unamuno. En 1935 hizo un viaje a París por breve tiempo, aunque ello le permitió afianzar los conocimientos que había adquirido del idioma francés, al punto que a su regreso a Madrid tradujo para Espasa Calpe, que junto con la argentina Sur, fueron las dos editoras para las que más trabajó como traductor, Los pequeños burgueses, de Honorato de Balzac. A comienzos de 1936 decidió trasladarse a Barcelona, donde continuó realizando labores como traductor y escribiendo para la prensa. Publicó allí la noveleta Un experimento en el barrio chino. Después de un difícil recorrido en medio de la Guerra Civil, pudo llegar hasta Paris. Allí, gracias a los amigos cubanos allí radicados, pudo regresar a La Habana, a donde llegó en abril de 1939. Pasó a trabajar casi de inmediato al periódico Hoy, redactando una columna semanal "Una hora del mundo", donde comentó preferentemente diversos aspectos de la recién finalizada guerra en España, aunque también abordó temas locales e internacionales, publicó el cuento "El comisario ciego"y la pieza teatral "Los alzados del cuadrilátero". Poco después pasó a trabajar a la revista Ultra (1936-[1947]), dirigida por Fernando Ortiz, donde realizó labores de traducción y, en ocasiones, fungió como su director interino. En 1940 contrajo matrimonio con la periodista y poetisa Herminia del Portal. Compartió con José Antonio Portuondo y otros intelectuales el espacio radial "Hora Ultra de Cultura Popular", dedicado a entrevistar figuras destacadas de ese ámbito, y comenzó a colaborar en la revista Bohemia, de la que llegó a ser jefe de información entre 1954 y 1960. El año 1942 fue importante para Lino Novás Calvo, pues recibió el premio de cuento "Hernández Catá", uno de los más reconocidos galardones del momento, por el titulado "Un dedo encima", además de publicar el volumen La luna nona y otros cuentos, editado por la editorial Losada, de Argentina, libro que en 1943 mereció el Premio Nacional que en ese género otorgaba el Ministerio de Educación. Novás integró la filial cubana del P.E. N. Club internacional y obtuvo el premio periodístico "Enrique José Varona"por su artículo "Una América sin patitos feos", aparecido en el periódico Información, donde por entonces publicaba dos comentarios semanales sobre diversos temas, con preferencia los de carácter cultural. Algún tiempo atrás había abandonado su trabajo en la revista Ultra por desavenencias con Fernando Ortiz. Continuó en Bohemia, donde atendía las secciones "En pocas palabras"y "Así va la ciencia"y daba a conocer reportajes, artículos, traducciones de diverso carácter y cuentos, preferentemente de temas policiales. En 1948 ganó otro premio periodístico, el "Eduardo Varela Zequeira", con el reportaje "Guerra de nervios en Santa Lucía", que había aparecido en Bohemia en julio de ese año. En estos años había aparecido en forma de libro su cuento largo No sé quién soy (México, 1945) y en 1946 el volumen de cuentos titulado Cayo Canas, publicado en Buenos Aires y el cuento "En los traspatios", editado en La Habana. Novás vivió años difíciles a partir de su cesantía como profesor auxiliar de francés de la Escuela Normal de Maestros de La Habana. A raíz de este hecho, provocado por no poseer el título que avalara su condición de graduado de esa lengua, matriculó en la Escuela de Idiomas anexa a la Universidad de La Habana y en 1955 concluyó sus estudios, aunque un poco antes había sido restituido de su cargo. Ese mismo año tradujo al español, por primera vez, la novela de Ernest Hemingway El viejo y el mar (1952), que fue publicada por la revista Bohemia en el número correspondiente al 15 de marzo y posteriormente por la revista Life en su edición en español del 30 del propio mes. Esta traducción fue la única autorizada por el célebre narrador norteamericano. Desde esa fecha ambos establecieron una sólida amistad, una de las pocas que el norteamericano sostuvo con figuras del mundo intelectual cubano. Tras el triunfo de la Revolución en 1959 vio la luz en México su volumen de cuentos El otro cayo. En octubre de 1959 fungió como jurado de cuento del primer concurso literario convocado por la Casa de las Américas. A mediados de 1960 pidió asilo político en la Embajada de Colombia en Cuba. Viajó a Miami y posteriormente a la ciudad de Nueva York. Desde esa ciudad le remitió a su amigo José María Chacón y Calvo una carta fechada el 17 de agosto de 1963 en la cual expresaba el profundo dolor que le provocaba el exilio. Fue nombrado profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Syracuse, en el estado de Nueva York. Falleció en la ciudad de Nueva York el 24 de marzo de 1983. Sus restos fueron conducidos al cementerio de la ciudad de Syracuse. Se cumplía así su deseo expreso de reposar en ese lugar para de ese modo vivir su último y definitivo exilio.

Príncipe de Melancolías

Published by Ariesky Castillo under on 12:15




Salí unos días de vacaciones, pero ya estoy de regreso para continuar con este compromiso con la poesía y las letras que han brillado bajo la pluma de los bardos de la mayor de las antillas. He pensado que la mejor manera de recomenzar esta labor sería con un gran poeta de una interesante trayectoria personal y literaria. Por eso hoy quiero hablarles de Julián del Casal, quien nació en La Habana el 7 de noviembre de 1863. Excéntrico y poeta como pocos fue Julián del Casal. Romántico idealista que prefirió vivir a su manera y no bajo las normas mundanas. Sólo salió de Cuba una vez, en rumbo a París. Viaje que terminó en Madrid, no logrando su destinación por falta de fondos. De vuelta en La Habana, del Casal lo estimó mejor así, para no perder “la última ilusión”. Un pesimismo profundo reinaba en su vida y obra. Tristeza, no amargura, era la emoción predominante ya que una sonrisa no era extraña en su cara. Enfermo desde niño, huérfano de madre a los cuatro años, la muerte era parte de su existir. “¡Desdichado ruiseñor del bosque de la Muerte!” y “hondo y exquisito príncipe de melancolías” le llamó Rubén Darío. La noche del 21 de octubre de 1893, mientras cenaba en la casa del Dr. Lucas de Santos Lamadrid, alguien dijo un chiste. Del Casal soltó una carcajada, acto seguido cayó sobre la mesa mientras se ahogaba en un vómito de sangre. Y me pregunto, ¿qué sabía este maravilloso poeta que vivió triste toda una vida, excepto al momento de irse? Son muchas las anécdotas que se le conocen. He leído que tenía pocos amigos, pero o bien no era así, o eran muy interesantes sus amistades. María Cay fue una de estas personas. La señorita Cay le regaló una foto a del Casal donde ella lucía un traje de japonesa el cual usó en un baile de disfraz. Bueno, tal foto no sólo dio lugar al poema Kakemono de del Casal, pues cuando Rubén Darío lo visitó un año más tarde, vio la foto también, y la pluma del nicaragüense no se pudo contener: Para una cubana y Para María Cay le fueron inspiradas por esta mujer. Debe de haber sido muy hermosa cuando con un kimono atrapó a dos inmortales. Mantuvo una cordial amistad con el escritor y patrón de las artes Esteban Borrero Echeverría. Atendía a las tertulias en casa de este señor donde encontró apoyo, cariño, y un grupo de jóvenes discípulos. Brotó una fervorosa intimidad platónica con una de las hijas de la familia, Juana Borrero. Algunos estudiantes de literatura consideran que del Casal y esta muchacha eran pareja espiritual. Tal pasión dio lugar al poema que él le dedicó a ella. Del Casal fue un gran admirador de los poetas franceses, especialmente de los parmesistas. Su mayor aporte a nuestra literatura fue en la poesía, donde alcanzó una extraordinaria sensibilidad. Su prosa, aunque poco divulgada, es de un gran valor literario también. En este género se le considera uno de los mejores narradores costumbristas cubanos del siglo XIX. Sus obras se caracterizan por la belleza, colorido, melancolía y excelente forma. Usó con frecuencia el tema del oriente, y en varios de sus mejores poemas el patriotismo cubano.A los dieciséis años, junto con otro estudiante, Antonio Mora, fundó el periódico clandestino El Estudiante. Se estima que sus poesías fueron dadas al público por primera vez en El Ensayo. Mantuvo correspondencia con Darío, Díaz Mirón, Urbina, Gutiérrez Nájera y otros poetas de aquella época. Usó los seudónimos Alceste, Hernani, y El Conde de Camors. Cuando niño atendió al Real Colegio de Belén. Ingresó en la Universidad de La Habana la carrera de Leyes, teniendo que abandonar sus estudios por falta de fondos. Trabajó como escribiente en la Intendencia de Hacienda primero y de corrector y periodista luego. Publica su primer libro, Hojas al Viento en 1890. Después publica en 1892, Nieve y su volumen póstumo, Bustos y rimas en 1893. No sólo figura entre los mayores poetas del modernismo sino que, con Martí, Gutiérrez Nájera y José Asunción Silva, es también su precursor. En la obra de Casal podemos encontrar todas las facetas que dieron carácter al modernismo y todos los elementos que constituyeron la temática de ese movimiento.
Mis Amores

Amo el bronce, el cristal, las porcelanas,
Las vidrieras de múltiples colores,
Los tapices pintados de oro y flores
Y las brillantes lunas venecianas.

Amo también las bellas castellanas,
La canción de los viejos trovadores,
Los árabes corceles voladores,
Las flébiles baladas alemanas,

El rico piano de marfil sonoro,
El sonido del cuerno en la espesura,
Del pebetero la fragante esencia,

Y el lecho de marfil, sándalo y oro,
En que deja la virgen hermosura
La ensangrentada flor de su inocencia.

Tula, Poesía y Dolor

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Hoy voy a complacer a algunos amigos y lectores que me han insistido para que publique algo sobre una poetisa cubana, que no se puede dejar de mencionar cuando se trata de poesía hispanoamericana: Gertrudis Gómez de Avellaneda (Camagüey, 1814- Madrid, 1873), nació en la antigua Santa María de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, Cuba el 23 de marzo de 1814. Pasó su niñez en su ciudad natal y residió en Cuba hasta 1836. En este año parte con su familia hacia España. En este viaje compuso una de sus más conocidos versos, Al partir. Antes de llegar a España recorrió con su familia algunas ciudades del sur de Francia especialmente en Burdeos donde vivieron por algún tiempo. Finalmente en España se establecieron en La Coruña. De La Coruña pasó a Sevilla y publicó versos en varios periódicos bajo el seudónimo de La Peregrina que le ganaron una gran reputación. Es en esta ciudad donde en 1839 conoce al que será el gran amor de su vida Ignacio de Cepeda y Alcalde, joven estudiante de Leyes con el que vive una atormentada relación amorosa, nunca correspondida de la manera apasionada que ella le exige, pero que le dejará indeleble huella. Para él escribió una autobiografía y gran cantidad de cartas que, publicadas a la muerte de su destinatario, muestran los sentimientos más íntimos de la escritora. Visitó Madrid en 1840 donde hizo amistad con literatos y escritores de la época. Al año siguiente publicó exitosamente su primera colección de poemas. Después de los éxitos líricos vinieron los triunfos dramáticos. Su primera obra estrenada en Madrid en 1844 fue Munio Alfonso, la cual fue inicio de su gran fama como dramaturga. En España escribió una serie de novelas, la más famosa Sab (1841) que fue la primera novela abolicionista. En 1844 conoce al poeta Gabriel García Tassara. Entre ellos nace una relación que se basa en el amor, los celos, el orgullo, el temor. Tassara desea conquistarla para ser más que toda la corte de hombres que la asedian, pero tampoco quiere casarse con ella. Está enfadado por la arrogancia y la coquetería de Tula, escribe versos que nos hacen ver que le reprocha su egolatría, ligereza y frivolidad. Pero Avellaneda se rinde a ese hombre y poco después casi la destroza. Tula está embarazada y soltera, en un Madrid de mediados del siglo XIX, y en su amarga soledad y pesimismo viendo lo que se le viene encima escribe "Adiós a la lira", es una despedida de la poesía. Piensa que es su final como escritora. Pero no será así. En abril de 1845 tiene a su hija Maria, o Brenilde como la llama ella. Nace muy enferma y muere con siete meses de edad. Durante ese tiempo de desesperanza escribe de nuevo a Cepeda: "Envejecida a los treinta años, siento que me cabrá la suerte de sobrevivirme a mí misma, si en un momento de absoluto fastidio no salgo de súbito de este mundo tan pequeño, tan insignificante para dar felicidad, y tan grande y tan fecundo para llenarse y verter amarguras." Son escalofriantes las cartas escritas por Tula a Tassara para pedirle que vea a su hija antes de que muera, para que la niña pueda sentir el calor de su padre antes de cerrar los ojos para siempre. Brenilde muere sin que su padre la conozca. En 1846 se casó con don Pedro Sabater. Al poco tiempo su esposo enfermó y apenas un año después de su matrimonio quedó viuda. En 1850 realiza una segunda edición de sus poesías. Movida por el éxito de sus producciones y acogida tanto por la crítica literaria como por el público en 1854 presentó su candidatura a la Real Academia Española pero prevaleció el exclusivismo imperante en la época y el sillón fue ocupado otra vez por un hombre. En 1858 estrenó su drama Baltasar cuyo triunfo superó todos los éxitos obtenidos anteriormente y lo cual compensó las contrariedades que había encontrado en su carrera. Se casó nuevamente en 1856 con un político de gran influencia, don Domingo Verdugo. Con él realizó un viaje por el norte de la Península y después de 23 años de ausencia regresó a Cuba en 1859. Vivió en Cuba unos cinco años. Tula, como era conocida afectuosamente por el pueblo, fue celebrada y agasajada por sus compatriotas. En una fiesta en el Liceo de la Habana fue proclamada poetisa nacional. Por seis meses dirigió una revista en la capital de la Isla, titulada Álbum cubano de lo bueno y lo bello (1860). A finales de 1863 la muerte de su segundo esposo, el coronel Verdugo, acentuó su espiritualidad y entrega mística a una severa y espartana devoción religiosa. En 1864 partió de Cuba, para nunca más volver a su Patria, en un viaje a los Estados Unidos, de allí pasó a España. En 1865 fija su residencia en Madrid donde murió el 1 de febrero de 1873 a los 58 años de edad. Sus restos reposan en el cementerio de San Fernando de Sevilla.


Imitación de Petrarca

No encuentro paz, ni me conceden guerra,
de fuego devorado tengo frío,
abrazo al mundo y quédome vacío,
me lanzo al cielo y préndeme la tierra.

Ni libre soy, ni la prisión me encierra,
veo sin luz, sin luz hablar ansío,
temo sin esperar, sin placer río,
nada me da valor, nada me aterra.

Buscó el peligro cuando auxilio imploro,
al sentirme morir me encuentro fuerte,
valiente pienso ser y débil lloro.

Juguete soy, con tan extraña suerte,
de una belleza a quien ardiente adoro,
que no quiere mi vida ni mi muerte.